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SIN CONDONES EN LOS CENTROS DE SALUD

OPINIÓN
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Está científicamente demostrado, que tres son los métodos más eficaces para evitar el contagio por VIH, virus que propicia el SIDA. La fidelidad, la castidad –de las cuales algún político extremeño sabe bien poco—y el uso del preservativo. Durante los gobiernos de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara la educación sexual tuvo siempre un papel importante. Y no sólo eso: la Junta de Extremadura llegaba incluso a un acuerdo con una multinacional del sector del preservativo de modo que éstos estaban presentes en lugares adecuados, como son los centros de salud. Fue llegar José Antonio Monago al Gobierno de la región y, a pesar de que nadie mejor que él debiera saber de lo que estamos hablando, los preservativos pasaron a la historia.

 

Si se tiene en cuenta que el precio de una caja de doce condones de una marca de calidad, es decir, de la que aportan la confianza exigida, viene siendo de entre diez y catorce euros, dependiendo siempre de la farmacia o lugar en donde se adquieran, quiere decir que muchos jóvenes se lo piensan antes de comprarlos, pues el dinero que les dan sus padres para pasar todo el fin de semana se ha visto reducido también con la crisis.

 

 Y la atracción, e incluso necesidad, sexual es algo innato a las personas, más aún en las edades más tempranas que es cuando se empieza a experimentar y a descubrir sensaciones y placeres nuevos de los que hablan todos los jóvenes (todos hemos tenido su edad, así pues no es necesario ser demasiado explícito en este asunto).

 

Recuerdo como si fuera hoy cómo se gestaba hace un cuarto de siglo el Comité Ciudadano Anti-SIDA. En las cuatro ciudades importantes de la región había pequeños grupos, casi siempre de familiares o afectados, que se reunían independientemente. Varias personas se desplazaron a conocer el Comité Anti-SIDA  de Madrid. Mientras en Extremadura era todavía tabú hablar de la enfermedad, en la capital de España el Comité ya disponía de una casa con jardín y los cursillos para portadores y no portadores del virus eran constantes. Fue entonces cuando en Plasencia se iniciaron una serie de actividades que calaron en Cáceres, muy pronto en Badajoz y Mérida y se fundó el Comité extremeño, que ha perdido fuelle con Luis Alfonso Hernández Carrón al frente de la Consejería de Salud Pública del Gobierno de Extremadura.

 

Y todo esto viene a colación porque con lo liberal, e intercultural, que nos ha salido José Antonio Monago, se pretende por parte del PP extremeño y del Gobierno que preside dar la sensación de conservadurismo para mantener el voto de un sector de la población que es siempre de la derecha más recalcitrante, que éste es fijo aunque cada vez menor por la edad de los electores ; y arañar al mismo tiempo en el centro político, versátil y dispar, que es el que realmente decide qué partido gana las elecciones.

 

Pero que no haya preservativos en los centros de salud es una falta de responsabilidad igualable a que no existan mudas suficientes para las camas en los hospitales de nuestra región ni toallas para los enfermos.

 

Cierto es que ni Rodríguez Ibarra ni Fernández Vara lograron cumplir su promesa de una habitación por enfermo y con cama incluida para el acompañante, pero es que tampoco lo ha hecho Monago, con todo el pisto que se daba, y los hospitales dan verdadera vergüenza, no por el personal que trata de aliviar las carencias con buenas caras y grandes dosis de paciencia y educación, sino por los políticos que nos han tocado en suerte.

 

Y encima, en este mes de diciembre que se inicia siempre con la celebración del Día Internacional contra el SIDA, no hay ni preservativos. Después vienen los embarazos no deseados, los contagios por enfermedades venéreas y, lo peor, el VIH. De lo que no carece ningún político es de palabrería y de hacer demagogia barata, pero de resolver los problemas de los ciudadanos nada de nada.

 

Luis Alfonso Hernández Carrón debería tomar buena nota y emplearse más a fondo para que la Consejería que dirige no sea el hazmerreír del resto de Comunidades Autónomas y que continúe el cabreo generalizado de sus paisanos. Es posible que en otras regiones haya más masificación de enfermos e, incluso, camas en los pasillos, pero cualquier lector sabe que ir a las Urgencias o a los hospitales de Extremadura es afrontar un caos que, reitero, no es por dejadez del personal, que también es escaso, sino por falta de recursos. Lo mismo, el señor consejero se cree que todos estamos para pagar la sanidad privada. Él sabe por qué lo digo.

 

Por cierto, señor Hernández Carrón, ¿qué sucede con la especialidad  de Neuropediatría de Cáceres? Se lo digo más que nada porque era punterA en España y ahora, con usted y el PP en el Gobierno de la Comunidad prácticamente ha desaparecido, estando bajo mínimos. ¿Qué ha ocurrido para tamaño desastre?

 

Y así se es transparente y ahorra cualquiera, sobre todo no pagando a los proveedores, que la media la tiene Carrón es de 200 días. ¡Vamos, cómo para encargar preservativos está la cosa! Tiritas le van a hacer falta a este consejero en las uñas como le pille Cristóbal Montoro y haga cuentas de en qué se gasta los dineros. Otro manirroto. Lo que nos hacía falta.

 


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