JOSÉ LUIS DÍAZ: LA MOSCA COJONERA

El placentino José Luis Díaz Sánchez es una de esas moscas cojoneras que andan zumbando alrededor , no sabemos qué, bueno él sí, a ver que pueden obtener. Ha sido el peor alcalde de la democracia –mucho peor, incluso, que la socialista Elia María Blanco, a la que se le fue un poco la mano–, y en sus ocho años de mandato (1995-2003) no aportó absolutamente nada a la ciudad. Muy al contrario, Plasencia fue envejeciendo anímica y estructuralmente hasta el punto de convertirse en un pueblo grande, perdiendo la condición de capital del Valle de Jerte que volvería a recuperar, años después, con Blanco y Fernando Pizarro.

 

Fue ganar las elecciones de 1995, en las que tuvo que pactar la acción de gobierno con los regionalistas del Crex, José Luis Mariño Roco, Victoriano Durán Moreno y Urbano Alejo, y borrar todo lo conseguido por el socialista Cándido Cabrera, sobre todo manteniendo un desprecio por las asociaciones de vecinos de la periferia que llegó al culmen cuando quiso negarse a amueblar el Centro Social de San Miguel. Menos mal que llevaba como número dos a Anselmo Díaz Cabello, persona que hubo de haber sido alcalde por él y los ánimos se templaron entre los vecinos y la Casa Consistorial. Lo contrario hubiese sido una guerra sin cuartel de unos contra otros, cuando ese episodio, llamado Plataforma Ciudadana de 1992, no era necesario reeditarlo por los caprichos de un niño de papá que es abogado no ejerciente por perro.

 

Recuerdo que las elecciones de 1995 tuvieron que repetirlas en La Data y Gabriel y Galán por un defecto de forma. A pie de urna, cual niño al que le quitan un caramelo, me montó un espectáculo acusándome de ser yo el cerebro que orquestó todo el asunto. Por no faltarle al respeto –ya había sido investido como alcalde por una decisión de la Junta Electoral Central–, me di media vuelta y me callé. Le tenía que haber dicho entonces lo que le dije el pasado 22 de enero en el funeral por Cándido Cabrera: que era un mosca cojonera y que no le gustaba trabajar. Que fuese alcalde de Plasencia fue un capricho del tío Domingo, su padre, propietario de Hierros Díaz, y del abogado Pérez Coca, quienes hablaron personalmente con Juan Ignacio Barrero para que el niño, más que nada, tuviese algo que hacer. Poco se parece a su hermana, con Óptica propia en la calle Talavera y que es una trabajadora incansable.

 

En 2003 el partido prescinde de él y como cuartos no faltaban montó Compromiso por Plasencia, que quedó por detrás del PP pero con un buen número de concejales. Ahí los ciudadanos demostraron la podredumbre de la democracia. Llegado el momento, volvió a integrarse en el Partido Popular, logrando ser incluido en la lista a la Asamblea de Extremadura en el número 14 pero no salió. Sin embargo, como estas moscas cojoneras tienen suerte, fue diputado tras la marcha de Carlos Floriano al Congreso de los Diputados hace ocho años.

 

Y ahora me sorprendo cuando me  entero  que José Luis Díaz podría encabezar la lista de Extremeños al Ayuntamiento de Plasencia. Si así fuera, Estanislao Martín Martín perdería cualquier credibilidad ante lo que dijo el lunes 2 de febrero en Mérida, en un encuentro informativo con los medios de comunicación, de regeneración política y lucha por lo extremeño. Si llegasen a un acuerdo con Díaz éste únicamente lo hace por joder al Partido Popular y de paso a su hijo, que es el número seis de la candidatura que encabeza Fernando Pizarro. No espere el secretario general del Prex Crex que José Luis Díaz vaya a defender para nada los intereses de Extremadura, porque este personaje se defiende a sí mismo y, si me apuran, al estúpido de Francisco Corisco.

 

Por higiene política, lo mejor que pueden hacer Extremeños (Prex Crex e Ipex) es negarle el pan y la sal a un individuo derrotado, sin partido, que incluso llegó a soñar con ser algún día diputado del Congreso, no ya de la Asamblea. José Luis Díaz es una mosca cojonera, de esas que se van al mojón, liban y después infectan a todo el mundo y acarrean enfermedades. Bien es verdad que Extremeños es libre de hacer lo que le plazca, pero no crean que Díaz se va a comer algún trozo de la tarta de Fernando Pizarro, un alcalde de los pies a la cabeza, joven, dinámico, jovial, que se mueve donde haga falta por su pueblo y por los placetinos. Todo lo contrario a esta mosca cojonera a la que no le he escrito un libro, ni intención de hacerlo, porque no hizo nada y su discurso es tan falaz como cobarde.