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EL TOMA Y DACA DE LA REFORMA FISCAL

OPINIÓN
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Esto de la reforma fiscal aprobada este jueves 5 de febrero con los votos del PP y la abstención de los dos regionalistas es un toma y daca que los extremeños no entendemos muy bien. Sí tenemos claro que hay dos impuestos, como son el céntimo sanitario y el canon del agua que se mantienen o reducen a la mitad y que afectan a todos por igual y que, a decir de la oposición, son claramente injustos, pero por lo demás quizá hubiese sido positivo haber hecho caso del ofrecimiento generoso del socialista Guillermo Fernández Vara de retirar la ley, haberla negociado más y conseguir un proyecto plenamente consensuado entre Gobierno y oposición. Además, por lo visto y oído en la Asamblea no queda claro en qué nos beneficiamos, a no ser de un impuesto de sucesiones que se iguala al que tienen la mayoría de las Comunidades Autónomas de España, que es prácticamente inexistente para depósitos inferiores a los 600.000 euros.

 

Lo que sí parece evidente con esta ley no consensuada son dos cosas: la primera, que los impuestos bajarán para el 95% de los extremeños, si hacemos caso de las palabras del presidente José Antonio Monago, y segundo, que la reforma fiscal tiene una importante carga de electoralismo, pues se aprueba a falta de tres meses y medio de los comicios autonómicos y municipales del 24 de mayo. Aquí lleva razón Fernández Vara cuando dice que el PP subió los impuestos nada más llegar al poder el 22 de mayo de 2011 y los baja cuando se tiene que marchar, si bien Monago podría encontrarse con la horma de su zapato pues todas las encuestas dicen que continuará como presidente otros cuatro años y es legítimo que en campaña electoral utilice lo de la bajada de impuestos para conseguir más votos pero no moral.

 

En cualquier estado, sobre todo si queremos construir el estado del bienestar anhelado durante las tres últimas décadas, los impuestos son necesarios para contar con una buena Sanidad, una buena Educación, mejores infraestructuras…, el problema radica cuando esos impuestos no se utilizan de la manera más adecuada y las prestaciones por desempleo son ridículas, las pensiones no suben más de dos o tres euros al mes, existen numerosas colas de espera para una operación quirúrgica, las carreteras no se mantienen, los jóvenes tienen que emigrar produciéndose una fuga de talentos importante…

 

Los impuestos son necesarios y aun siendo verdad que a todos nos gusta pagar lo menos posible, también lo es que cada día exigimos más a nuestros gobernantes y demandamos más diálogo entre las distintas formaciones políticas del Parlamento regional. Por tanto, ni el Gobierno de Monago debería haber aceptado sacar adelante una reforma fiscal tan importante en minoría, porque se supone que representa a todos los extremeños por igual, ni la oposición hablar de que iba a tumbar la ley por el simple hecho de quedar por encima, ya que, si alguien ha tumbado a alguien, es Monago y el PP gracias a la abstención del Prex Crex que vuelve a desmarcarse una vez más como ya hiciese con los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma.

 

Lo cierto es que hay una sensación agridulce en el ciudadano de a pie que no sabe muy bien a qué atenerse y cuidado el PP porque esta bajada de impuestos pudiera volvérsele en contra si trata de sacar provecho de la misma durante la campaña electoral. Es como cuando se juega con el niño pequeño al escondite y se hace trampas; al final siempre nos acaba cazando y descubriendo el lugar donde nos escondemos. José Antonio Monago puede presumir de haber conseguido que se bajen los impuestos en ésta su segunda reforma fiscal desde que está en el poder, pero los ciudadanos pueden pensar del mismo modo que volverá a subirlos si le votan para renovar como presidente del Gobierno de Extremadura para otros cuatro años.

 

De cualquier forma, para dar mayor claridad al asunto, yo le pediría al consejero de Hacienda, Clemente Juan Checa, y al portavoz parlamentario popular Miguel Cantero, que tuviesen a bien ofrecer una rueda de prensa y aclarar cuáles son los impuestos que bajan y que van a beneficiar al 95% de la población a decir del presidente Monago, porque en verdad les comento que los ciudadanos nos hemos quedado sopa, no sabemos muy bien de qué va la cosa: será que no somos parlamentarios, claro.

 

Si sabemos que gracias a Prex Crex baja el de sucesiones y que el canon del agua se revisará en función de cómo haya ido 2014, pero por lo demás  nos falta información que los cronistas parlamentarios no han querido o sabido transmitir dada su complejidad. Únicamente conocemos que existe una rebaja del 15% del IRPF para las rentas no superiores a los 24.000 euros y la reducción del 50% del impuesto de hidrocarburos y del canon del agua a partir del 1 de abril, Pero, ¿tanto ruido para tan pocas nueces? Hay que apelar, por tanto, a la transparencia informativa y no dejar para la campaña electoral lo que debe de ser conocimiento del común para bien del mismo. Lo contrario es hacer buena la máxima de que los políticos, una vez llegan al Parlamento, legislan a espaldas de la ciudadanía y esto no interesa a ninguna de las dos partes.


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