El próximo día 31 de marzo se convocarán las elecciones municipales y autonómicas en Extremadura. Cada cual empieza a hacer movimientos y las maquinarias de los partidos hacen comunicados de prensa, actos varios, salidas de las instituciones a ver que hay por la calle. Todos a besar, tocar, abrazar, pasar la mano por el hombro y lo que haga falta para que el vecino, el compadre, el amigo, el conocido, el paisano, vea, compare y vote. No lo digo yo por lo de San Valentín del próximo 14 de febrero, que también, pero muchos si hace falta pondrán el Facebook y el Twiter a toda máquina y se harán fotos y comentarios a diestro y siniestro.
Todo ello está muy bien, pero lo que el votante necesita es saber quien le pide el voto, por qué le pide el voto, qué le ofrece y que grado de compromiso va a adquirir después del día 24 de mayo. Y me pregunto, ¿interesan los programas electorales? A juzgar por el olvido casi instantáneo de lo prometido, pocos confían en ellos. De todo se hace al respecto, desde los que llevan el programa ante un Notario hasta los que lo van cambiando a medida que la campaña electoral avanza y hay que ir limando lo que se dice.
Yo creo en el programa electoral, da cumplida idea del conocimiento que tiene el candidato de su municipio, de sus problemas y de las soluciones que tiene para ellos, de su grado de claridad, genera confianza y estimula debates y confrontación de temas entre los aspirantes. Pero no valen falsas promesas, aquellas que se hicieron ya hace 4 años y que siguen sin cumplirse, y no vale que el que gobierna empiece a hacer a tres meses de las elecciones aquello que no ha hecho en 4 años, ni a repartir limosnas. ¿Saben Vds. que en estos dos meses se debatirán en la Asamblea de Extremadura más de 13 leyes?
