Cuando uno asume una responsabilidad es porque considera que está capacitado para llevar a cabo aquello que le encomiendan. Eso o solo por avaricia y afán de protagonismo. Si es por lo primero, se cometerán fallos pero si se tiene la seguridad indicada se sabrá salir de las situaciones dificultosas. Lo segundo no tiene arreglo. Es el pan nuestro de cada día. Se espera a final de mes, se pone la mano y se lleva medio millón de las antiguas pesetas limpio de polvo y paja. Lo primero engrandece a la persona como tal y le da la oportunidad y la satisfacción de desarrollarse como individuo y como gestor. Lo último es el mal que asola esta sociedad. Poner el cazo y salir corriendo es más habitual de lo que parece.
El viernes 13 de marzo denuncié en esta misma tribuna que a pesar de que el plazo para iniciarse la tramitación de la PAC había quedado establecido el 1 de marzo, todavía no habían dado comienzo los trabajos por un supuesto error informático. La directora general de la PAC, Mercedes Morán, enterada de que la columna iba a ser publicada, dado que la información estaba contrastada, aseguró que el lunes 16 de marzo estaría todo solucionado. Pues bien, a fecha de hoy, las 70.000 familias extremeñas que dependen de la Política Agraria Común, es decir, de las ayudas que provienen de Bruselas, todavía no han podido iniciar su tramitación. Esto significa que los adelantos que perciben con cargo a la PAC no les han llegado diecisiete días después de la fecha fijada por la propia Dirección General de la PAC y la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía.
Ya el viernes solicité la dimisión o el cese de la señora Morán, porque de haber continuado con el resto de Comunidades Autónomas del país es más que probable que el citado error no se hubiera producido. Pero no, ella tenía que demostrar una eficacia tal que le sirviera en un currículum de Ingeniera Técnico Agrícola y su experiencia como profesora de la Escuela ITA Santa Ana, además que haber pertenecido durante 20 años a la dirección de Asaja.
El error, que persiste, ha sido descomunal, por lo que al no haberse producido ni el cese ni la dimisión de la directora general dela PAC cabe pensar que el consejero de Agricultura, José Antonio Echávarri Lomo, es copartícipe de lo hecho por Mercedes Morán y llegados a este punto únicamente cabría también el cese o la dimisión del propio consejero, por estar incapacitado para llevar a cabo la responsabilidad que libremente asumió cuando fue nombrado por el presidente del Gobierno extremeño José Antonio Monago Terraza. De seguir en esta misma línea, en el próximo artículo tendré que pedir la dimisión del propio presidente, pues a él solo pueden cesarle los ciudadanos en las urnas.
Y todo esto, con una reforma en marcha de la Política Agraria Común, que se desarrollará hasta el 2020 y de la que dependen 70.000 familias en esta región, que se dice pronto. Un retraso de uno o dos días podría tolerarse, porque ya sabemos cómo es esto de la informática. Pero diecisiete días son muchos días y más cuando el dinero es necesario para continuar trabajando en el campo.
Lo que me llama poderosamente la atención es el silencio que guardan al respecto los grupos parlamentarios de la oposición en la Asamblea de Extremadura y cómo no se ha presentado todavía un escrito en el Registro General de la misma solicitando la comparecencia de José Antonio Echávarri Lomo. También están calladas las organizaciones agrarias y sindicales. Todo parece indicar que el futuro de 70.000 familias del medio rural les importa más bien poco.
Por otra parte, continúa sin saberse nada en torno a los cinco millones de euros que el Gobierno de Extremadura adeuda a Agroseguro SA de los años 2011 y 2012, es decir, de la etapa del Partido Popular en el Gobex. También se denunciaba el viernes pasado y nadie ha dicho esta boca es mía.
En definitiva, que una de las Consejerías más importantes de Monago, como es la que debiera dirigir José Antonio Echávarri Lomo, hace aguas al menos en el caso de un asunto tan serio y de consecuencias, en este caso, tristes y penosas, como es el de la PAC. Luego se retratarán en convenios que llegan al corazón y al pañuelo, pero de la PAC, que cuenta con una Dirección General propia, y de Agroseguro SA ni Gobierno, ni oposición, ni organizaciones agrarias dicen nada. Así nos luce el pelo.