El fiscal de Marsella encargado de la investigación del accidente de avión de Germanwings ha asegurado, tras analizar una de las cajas negras que contenían las voces de la cabina, que el copiloto accionó «voluntariamente» el descenso para destruir el avión aunque, de momento, se desconocen las causas del porqué de esta acción.
El copiloto de nacionalidad alemana, llamado Andreas Lubitz, accionó el descenso sin contestar a las llamadas de los controladores aéreos aprovechando que el piloto, Patrick Sonderheimer, se ausentara para hacer sus «necesidades humanas».
Tenía 28 años y trabajaba en la compañía desde septiembre del año 2013, después de haberse formado en la escuela de aviación de Lufthansa. Acumulaba 630 horas de vuelo y era originario de la población de Montabaur, de unos 13.000 habitantes, en la región de Renania-Palatinado, pero tenía una vivienda en Dusseldorf, localidad donde tenía previsto aterrizar el avión.
Las incógnitas se centran en averiguar los motivos que tenía este hombre para accionar el descenso de manera deliberada. El fiscal ha descartado el acto terrorista a pesar de que están investigando su entorno. La hipótesis del suicidio cobra fuerza aunque tendrán que averiguar por qué lo hizo a bordo de un avión en el que viajaban 150 personas, él incluido.
El piloto era un profesional experimentado que trabajaba desde hacía 10 años y acumulaba más de 6.000 horas de vuelo. Sus compañeros le han definido como «un buen padre» y una persona «con humor».
«APTO PARA VOLAR»
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr ha asegurado que el copiloto era «totalmente apto» para el ejercicio. Según ha señalado, Lubitz interrumpió su formación de forma prolongada pero después volvió a pasar las pruebas. «Se verificó su aptitud», ha dicho, indicando que aprobó todas las pruebas médicas y técnicas y los exámenes, lo que lo hicieron «apto al 100 por ciento para el vuelo, sin reservas».
Sobre esa interrupción prolongada, el presidente de la compañía ha asegurado que «no es inusual» que esto ocurra. A este respecto, ha declarado que tras esa interrupción siempre se vuelven a llevar a cabo pruebas de aptitud médica, técnica y psicológica para poder continuar con la formación. Spohr ha recordado que existe «secreto médico» que impide que él haga públicos los motivos de la interrupción de la formación de Lubitz, por lo que debe ser la Fiscalía francesa que investiga el caso la que facilite la información.
El fiscal de Marsella, Brice Robin, ha dicho no tener más detalles sobre la etnia o la religión a la que pertenecería el copiloto, si bien ha asegurado que no estaba en la lista de terroristas buscados. Según ha explicado, la Gendarmería francesa, en colaboración con las autoridades alemanas ya están investigándole y seguramente se interrogará a su entorno más cercano para tratar de aclarar lo sucedido.
Asimismo, el ministro del Interior alemán, Thomas de Maiziere, ha indicado que el copiloto del avión de Germawings no tenía antecedentes terroristas conocidos hasta la fecha.