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APAG Extremadura Asaja pide que se permita la quema controlada de rastrojos

CAMPO
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La organización agraria APAG Extremadura Asaja ha pedido a la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio que permita la quema «puntual, organizada y controlada de rastrojos» para esta campaña, tal y como se viene haciendo en otras comunidades autónomas.

   Según  la organización profesional agraria, corresponde a la consejería, como administración competente en materia de sanidad vegetal, declarar oficialmente zonas afectadas por alguna plaga o enfermedad y hacer aconsejable la quema de rastrojos para poder llevarla a cabo.

 

   Asimismo, APAG Extremadura Asaja ha trasladado a la consejería la necesidad «imperante» de abordar y afrontar, «de forma inmediata y con todo rigor, seriedad y, esencialmente, eficacia», la «tremenda problemática fitosanitaria» de enfermedades, plagas y malas hierbas que «asolan» a los cultivos de cereal, de secano y regadío de esta comunidad autónoma.

 

   De este modo, como ha apuntado la organización agraria, esta «problemática fitosanitaria, campaña tras campaña, se agrava, y genera, al margen de pérdidas económicas de enorme envergadura, con producciones reducidas en más de un 30 por ciento, graves problemas medioambientales por el uso descontrolado de plaguicidas, pesticidas o herbicidas».

 

   Así, el uso de tales productos para el control de plagas, como la mayetiola y el tronchaespigas; de hongos, como la rolla y la septoria; o de malas hierbas, como el vallico y el bromo, ha supuesto «un incremento que, en algunas ocasiones, llega a alcanzar más del 205 por ciento».

 

   Además, ha señalado APAG que este aumento en el consumo de productos para el control de plagas provoca que se rompa el «deseado» equilibrio ecológico del agrosistema y se traduzca, «no solo en un incremento de la contaminación, sino también en una pérdida irreparable de biodiversidad».

 

   Por otra parte, esta asociación agraria ha resaltado que en lo que afecta a las producciones, en Campiña Sur, a modo de ejemplo, «la más importante comarca cerealista del secano extremeño», la reducción ha llegado a niveles «absolutamente catastróficos».

 

   Así, en lo que respecta al trigo y la avena, ha pasado, de hasta unos 2.800 kg/ha y 2.400 kg/ha respectivamente, hace «escasos años», a unos 1.300 kg/ha y, en lo que respecta a la cebada, de hasta unos 3.000 kg/ha a unos 1.500 kg/ha.

 

   Asimismo, tal «gravísima circunstancia», unida a la situación por la que atraviesan los precios en los mercados y al incremento de los costes de producción por el encarecimiento de las labores para la preparación del terreno y el acopio de insumos para acondicionar bien los cultivos, «está poniendo al sector en una situación de auténtica asfixia económica», ha destacado APAG.

 

   De este modo, ante un problema de «tal envergadura», APAG Extremadura ha demandado de la consejería actuaciones «firmes y eficaces» en defensa de los agricultores del cereal extremeño y de las comarcas cerealistas de esta comunidad autónoma.

 

REBUSCO

 

APAG Extremadura Asaja ha exigido a la Consejería de Medio Ambiente y Rural medidas urgentes que «imposibiliten o, al menos, dificulten los robos que, amparándose bajo el paraguas del tradicional rebusco, vienen asolando el campo extremeño en lo que a los cultivos de olivar, viña y frutal se refiere».

 

   Además, la organización agraria ha subrayado que se asiste, «recolección tras recolección», a «numerosísimos robos» que, en forma de rebusco, se van produciendo «sin que las administraciones competentes sean capaces de lograr atajarlo».

 

   De este modo, ante un problema de «tal trascendencia que requiere de medidas inmediatas», APAG ha pedido a la consejería actuaciones «firmes y eficaces» para «terminar de una vez por todas con éstos robos enmascarados».

 

   Asimismo APAG Extremadura ha aclarado que respeta «profundamente» la práctica del rebusco, entendida ésta como un «uso tradicional» conforme al cual personas normalmente pertenecientes a los sectores económicamente más desfavorecidos de los pueblos o pequeños grupos acceden a propiedades agrícolas ajenas y recolectan los frutos que los propietarios «han desechado, los que no se recogieron y se quedaron en la planta».

 

   No obstante, esta organización agraria ha considerado que tal práctica, para que se practique de una forma «legal y ordenada», es imprescindible que la actual normativa en materia sanitaria, de trazabilidad, laboral o fiscal sea «concienzudamente aplicada».

 

   Asimismo, se debe aprobar una regulación «mínima» que disponga, al menos, las fechas para el inicio del rebusco, una vez hayan finalizado las campañas de recolección de fruta, uva y aceituna, y que tenga en cuenta las «peculiaridades» de cada municipio, por términos municipales.

 

   En definitiva, ha señalado APAG Extremadura Asaja, se trataría de «impedir lo que ahora está sucediendo con demasiada frecuencia, que sea el propio agricultor el que recoja lo desechado, lo que se queda en la planta, por los falsos rebuscadores».


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