Fue una noche larga la de ayer. Cuando cualquier responsable público tiene que tomar la decisión de evacuar a una población de sus casas, no se está tomando una decisión cualquiera. Se les está diciendo que “nos tenemos que ir sin saber que encontraremos a la vuelta”. Esa reflexión me la hizo esta mañana una mujer de Acebo. Mañana iré a su casa para cumplir con mi palabra.
En toda esta cuestión de los incendios hay dos temas claramente diferenciados. Por un lado el fuego, tan dramático, tan cruel, tan capaz de destruir. Ahí que opinen los que saben. Yo no tengo ni idea a pesar de lo difíciles momentos vividos a lo largo de los años, por eso le doy tanto valor a los que saben. Falta hace que la política sea capaz de reconocer que las decisiones importantes las deben tomar los que realmente saben. Que decidan los que conocen la realidad de la tierra, los que tienen experiencia, los que son capaces de sumar a las distintas administraciones y a los excepcionales recursos con los que ahora se cuentan. Por otro las personas. Y de eso sí quiero reconocer que tengo alguna experiencia. Hoy solamente quería estar a su lado. Y mañana también, noté que tenían miedo y se sentían solos, a pesar del inmenso apoyo que MORALEJA les ha prestado.
Lo que MORALEJA ha hecho estos días es el mejor ejemplo de que los ciudadanos y las ciudadanas son el mejor ejemplo de solidaridad.
Mañana volveré a la Sierra de Gata. Iré a Acebo, a Perales y a Hoyos. Ojalá que nos podamos ver en sus casas con los que hoy me vi en una hamaca de Cruz Roja en un pabellón de Moraleja.
Y que se pueda acabar con el incendio. Hay medios, hay experiencia, hay conocimiento y debe haber confianza…
