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LOS QUINTOS CINCUENTONES DE SANTIBÁÑEZ EL BAJO REMEMORAN EL AÑO DE LA QUINTA.

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Después de hacerse, en el Ayuntamiento del lugar, con el listado correspondiente de los quintos de 1962; buscar direcciones de aquellos quintos que residían fuera; preparar el logotipo “Machu Cabríu”; confeccionar las correspondientes camisetas y pañuelos para ataviar a toda la quinta; rebuscar en los cajones fotos antiguas de mozos y mozas; apalabrar el lugar de la comida y cena; contratar al tamborilero y otros pormenores, echó a rodar recientemente una nueva jornada de farra y alegría para añadir al calendario festivo de la localidad.

 [Img #45849]En parte, todo se debe al esfuerzo de Benjamín Palomino Esteban, quinto con el colmillo bien retorcido, al igual que los otros 36 que participaron en el evento: 10 vecinos del mismo pueblo y 26 residentes en diferentes puntos geográficos.  No estuvieron todos, que los datos extraídos del Consistorio hablan de 55 personas nacidas en el año 1962.

 

     [Img #45850]Dio comienzo este LIII aniversario de la quinta a las once de la mañana, cuando toda la cuadrilla partió desde la plaza mayor, encabezados por el tamborilero Saúl Barroso Azabal, y dio un pasacalles por la población, repartiendo caramelos a todos los que se cruzaban en su camino.  Luego, bajaron hasta el cementerio, donde depositaron unos ramos de flores en las tumbas de los quintos fallecidos, a los que recordaron con algunos rezos y cálidas palabras.  Vino, a continuación, la sesión de fotos en los puntos más emblemáticos del pueblo, como la iglesia parroquial, la ermita del Cristo, la llamada “Cruz de Piedra” o la entrada floreada de la casa del “Cura Moro”.  Al punto del mediodía, dio inicio la ronda por los bares, con mucho cántico y mucho baile popular, al son de la flauta y el tamboril.

 

TARDE

 

    [Img #45851] Después de llenar bien la andorga y por aquel dicho que dice que “de la panza sale la danza”, continuó la fiesta, no sin antes entregar unos regalos al quinto más veterano y al quinto más nuevo, recibiendo, igualmente, otro galardón Benjamín Palomino Esteban, como organizador de la fiesta, al que se le entregó un reloj y un cartel donde estamparon sus firmas todos los congregados.  Visitaron, posteriormente, el polideportivo de la localidad, para una sesión de fotos en recuerdo del retrato que se sacaron, en el mismo lugar, varios de los quintos en el año 1972, cuando asistían a las escuelas públicas y contaban tan solo con diez años de edad.  Prosiguieron los bailes y los cantos hasta despedir al tamborilero en la plaza mayor, donde se marcaron los pasos de una danza tradicional.

 

    [Img #45852] También hubo cena y remataron la faena moviendo el esqueleto en un pub del lugar.  Al día siguiente, volvieron a reunirse para tomarse un café y despedir a aquellos quintos que se habían trasladado ex profeso para participar en tan emotiva y bulliciosa fiesta.  Solo les  faltó, como antaño, llevar a un macho cabrío, con un enorme campano y engalanado con cintas, por las calles, tal y como se hacía en aquel tiempo en que ellos tenían menos canas y arrugas que ahora y las piernas más desenvueltas.


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