EN EL DIA DE EXTREMADURA

   Mi amigo Rafael García Plata, que en paz descanse, me pidió que formara parte de la Asociación Guadalupex, que tiene como objetivo trabajar para que el  Monasterio de Guadalupe, donde se encuentra la Patrona de Extremadura, pase a la jurisdicción eclesiástica de Extremadura, Rafa  lo hizo porque pensaba que yo tenía un sentimiento muy sincero de “extremeñismo” y no se equivocó.  “Guadalupex” tiene como principio y propósito  colaborar, de forma responsable y respetuosa con la jerarquía eclesiástica, y en especial con los obispos extremeños para facilitar la adopción de las decisiones oportunas,  que favorezcan  que las instituciones de Extremadura reivindiquen la extremeñidad de Guadalupe.

 

  Los obispos extremeños han venido señalando que el contencioso de Guadalupe se encuentra pendiente de la decisión del Vaticano, y que trabajan para hacer posible una decisión por cuanto la integración de Guadalupe en la provincia eclesiástica extremeña favorece sus intereses pastorales.

 

   La Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura con reconocimiento oficial por parte del Papa San Pío X el 28 de abril de 1908,  desde la aparición de la imagen en 1284, es en la actualidad «símbolo identitario que nos refuerza y nos une como pueblo», tal y como reconoció la Asamblea de Extremadura en la sesión plenaria del día l8 de febrero del año 2010.

 

    Precisamente, y por exigencias de tan elemental argumento, basado en la realidad y reconocido por los representantes del pueblo extremeño y desde el más profundo respeto a la independencia y autonomía de la Iglesia católica para gestionar sus propios asuntos e intereses, manifestó en aquella sesión, su expreso apoyo a que Guadalupe dependa de una jurisdicción eclesiástica con sede en el territorio extremeño.

 

   La legitimación de esta Cámara para ello radica en el propio texto constitucional que viene a exigir a los poderes públicos para que tengan en cuenta las creencias y aspiraciones de la sociedad a la que sirven», con referencias expresas «al carácter religioso y a la relevancia cultural que nos refuerza y nos une».

    

    El anacronismo vigente de la no pertenencia administrativa del monasterio de Guadalupe a la provincia eclesiástica de Extremadura, resulta ciertamente extraño para la propia Iglesia, su jerarquía y sus fieles. Lo es también para la Comunidad Autónoma y representantes del pueblo extremeño. Es caso único en España, impensable además en cualquier otra comunidad autónoma y con la desventaja de que tanto al Real Monasterio como a la treintena de pueblos es la Junta de Extremadura la que atiende su patrimonio cultural eclesiástico, cuyas inauguraciones o reparaciones han de ser presididas por los representantes eclesiásticos de Toledo.

 

     Ahora que se han vuelto a reunir en Guadalupe numerosos ciudadanos que en el Día de su Patrona, le han dedicado un cariñoso  homenaje, por lo que  con motivo de la Conmemoración del Día de Extremadura, hacer constancia de esta vieja reivindicación, con el respeto debido a la jurisdicción eclesiástica, por considerarla además de toda lógica.