Taller de Solidaridad celebra la vuelta de sus voluntarios internacionales

Una emeritense ha tenido la oportunidad de trabajar durante uno de los proyectos que la ONGD Taller de Solidaridad (TdS) apoya en Perú. Ahora vuelve a España con la intención de seguir sensibilizando a la sociedad sobre la necesidad de implicarse para mejorar la situación de las personas con las que han compartido su experiencia.

  TdS ha recibido a lo largo de septiembre, al último grupo de voluntarios que ha participado en la edición 2015 del programa de voluntariado Internacional Taller en el Sur, en Perú, Nicaragua y Chile. La ONGD ha acompañado en 10 años más de 30 itinerarios solidarios para acercarles a la realidad de países y comunidades del Sur.

 

·         Esta ONG que acompaña a sus voluntarios internacionales antes, durante y después del viaje considera fundamental la vuelta de sus voluntarios y voluntarias; son ellos los que pueden transmitir, en su ciudad, en los comités de voluntariado, en los colegios… eltestimonio de la transformación que ha supuesto esta experiencia en su compromiso y en su sentido de solidaridad.

 

Madrid, 1 de octubre de 2015.Taller de Solidaridad comparte las experiencias de los voluntarios y voluntarias, que recientemente han regresado de América Latina. Una lucense, un barcelonés, una granadina, tres zamoranos, y una emeritense, en su mayoría colaboradores en los comités de voluntariado que esta organización tiene en 14 provincias españolas y que, este verano, han tenido la oportunidad de aproximarse a los proyectos que apoya Taller de Solidaridad a través de la participación en su programa de Voluntariado Internacional Taller en el sur. Esta experiencia les ha permitido tener una mejor comprensión de los países y los proyectos con los que colaboran.

 

Esta organización entiende que la formación previa al viaje es fundamental por lo que ofrece un itinerario formativo que normalmente se inicia unos meses antes de su viaje. A lo largo de varias sesiones, con el grupo de personas voluntarias, se trabajan habilidades para el encuentro, aspectos técnicos de cooperación y desarrollo, así como competencias para la interculturalidad. Asimismo en el encuentro de voluntariado que cada año se realiza en octubre, el voluntariado internacional tiene un espacio protagonista con el objeto de intercambiar experiencias y enriquecer aprendizajes. Además su intención es fomentar espacios que permitan intercambiar entre los distintos comités de voluntariado esas experiencias, promoviendo la participación de los voluntarios en actividades de sensibilización del resto de los comités.

 

El voluntariado internacional un viaje de ida y vuelta

 

Según Antonio Rivas, director de Redinamo y colaborar como formador en estos encuentros de voluntariado internacionales, el verdadero viaje comienza al retorno.La experiencia alcanza todo su sentido, “después”, cuando la persona ha retornado.  El verdadero viaje comienza en los propios entornos, cuando lo vivido en un país del Sur choca con la cotidianeidad de nuestra vida aquí, en el “Norte”. Las injusticias, el despilfarro, las relaciones deshumanizadas emergen en nuestra nueva mirada.  El voluntariado ha visto las consecuencias de nuestro modelo de vida, del consumo desaforado, de la depredación medio-ambiental, de la explotación laboral extrema, también ha visto cómo la vida florece en cualquier lugar, si se la deja.  El voluntariado ha visto el borde de los derechos, las poblaciones marginadas, las poblaciones olvidadas… y la esperanza de un cambio,  pero todo ello no sería sino un sofisticado viaje de ocio si no genera una respuesta en el aquí y en el ahora de cada día.

 

 ¿Qué hacer con todo lo vivido?

 

Como nos dice Rafael Veiga director de TdS y responsable de nuestro programa Taller en el Sur siempre surge la pregunta clásica del voluntariado internacional: “¿Qué voy a hacer allá?” y tiene su lógica, somos una cultura del hacer y necesitamos emplear las manos… pero la pregunta aún más relevante, se formula al retorno, al  llegar a tu propia cultura, entorno, familia… “¿qué vas a hacer con todo lo vivido?” ahí comienza la verdadera transformación, el sentido pleno de la experiencia. El dejar que calen las emociones para que se conviertan en valores transformadores, en lo pequeño y cotidiano, sin heroísmos pero sin conformismos. Cambia el modo de consumir, de relacionarnos con el entorno, de percibir lo global de los problemas que habitamos, cambia la mirada y la actitud. Todo ese proceso de relectura crítica del entorno propio es un proceso que también conviene acompañar y formar. Para no frustrar la mirada, para no banalizar la experiencia.

 

Sentimientos compartidosdesde Lugo a Centroamérica

 

TdS busca con este programa que la experiencia y los testimonios de los voluntarios y voluntarias sirva para conocer mejor el trabajo que la ONG realiza en los proyectos y la situación a la que se enfrentan las personas que participan de ellos: ¿Cómo son los proyectos en los que han colaborado nuestros voluntarios y voluntarias?; ¿Cuáles han sido sus tareas? ¿Cómo una experiencia de voluntariado puede influir en nuestras vidas?… Diana, Concha y Chema responden a estas preguntas y a muchas otras contándonos sus experiencias.

 

María, profesora en Mérida ha realizado su experiencia de voluntariado Perú. En Piura, al norte de Perú, el trabajo infantil, la explotación sexual, y la trata, es uno de los riesgos a los que muchos niños y niñas y adolescente se enfrentan. Este centro a través de la formación no formal desarrolla varios proyectos con el objetivo de que estos chicos y chicas tengan una oportunidad de retomar su futuro. Los profesionales y los voluntarios y voluntarias, trabajan cada día para raspar unos minutos más al tiempo de trabajo que los chicos y chicas realizan en el mercado, con el objetivo de que finalmente la balanza de su tiempo se incline en favor de su educación y disminuya el riesgo de que abandonen el colegio. Taller de solidaridad ha apoyado uno de estos programas, Manitos Creciendo dirigido a la formación profesional y en valores para adolescentes en tres oficios: corte y confección, peluquería y cocina. Para estos 100 adolescentes se abre un nuevo espacio de oportunidades laborales, participación, solidaridad, generación de intercambio, creación de redes… que les permita la práctica constante de su ciudadanía y una oportunidad para recuperar su futuro.

 

·       Trabajamos con niños de 6 a 17 años, que asisten a la escuela básica regularmente, la gran mayoría de estos niños trabajan en el mercado con sus familias o independientes. Por las mañanas llegan al centro, desayunan, realizan actividades, se duchan, comen y regresan a la escuela por la tarde, los más mayores realizan sus tareas con el apoyo de las maestras y vuelven a sus casas tras finalizar la jornada. Nuestra labor es ayudar en todas las actividades que se proponen a lo largo del día como la cocina, tareas de los alumnos, participación en talleres, turnos de ducha…además de acudir a las reuniones de equipo y maestros para intercambiar posiciones y estrategias metodológicas. Los viernes participamos en el Proyecto Manitos Jugando, dónde compartimos vivencias con los niños de los barrios marginales de la zona y con otros voluntarios a través de dinámicas y juegos que resultan muy atractivos y entretenidos para los niños.