NO ME QUIERO JUNTAR CONTIGO,¡SO POBRE¡

Hablar en España de Unidad, es nombrar la bicha. En posiblemente la nación más antigua de Europa y seguramente del mundo, en su estructura, geográfico-política, la tendencia última es pretender volver a los reinos de Taifas, a crear cada uno su propio territorio independiente o Cantón, aunque este sea mínimo. Mirada la historia con  perspectiva, podría llegarse a la conclusión que ese pensamiento no ha variado en el transcurso de los tiempos y que vuelve a reverdecer en la actualidad. Resulta sorprendente, la existencia de reinos de Taifas tan mínimos como fueron  los de Aras de Alpuente, y Albarracín, o los de Ronda, Morón o Niebla. No hay que ir tan lejos, esa recidivante  idea  del “derecho a decidir”  también fue proclamado, en la Primera República de Pi y Margall, y propició la creación de Cantones independentistas, de los que quizás el más conocido por su agresividad fue el de Cartagena, pero en Extremadura se intentó también hacer varios,  uno en Coria, otro en Hervás y otro en Plasencia. El periódico El Cantón Extremeño (fundado por Hernández González y continuado por Evaristo Pinto Sánchez), animaba en sus páginas a la creación de un cantón ligado a la Lusitania y pedía a los lectores que debían de  tomar las armas, si fuera necesario, para defender sus  ideales independentistas.

 

La idea de que España es un conglomerado de países y que el derecho a decidir, se va nuevamente abriendo camino, quitando del camino todos los obstáculos, es evidente y a la tesis del Federalismo se ha apuntado el Partido Socialista. Entre estos obstáculos, algunos  parecen anecdóticos, pero sin duda tienen importancia, como la supresión de las corridas de toros, y no sólo porque detrás de todas las movidas antitaurinas  se encuentre la PACMA, que no deja de ser un partido político, con gran capacidad de movilización y que ha sido capaz de infiltrarse en partidos como el Psoe, Iu, Podemos… pero sobre todo en los separatistas, que amparados  en el argumento sofista, del maltrato animal,  les sirve de excusa para marcar distancias de lo que creen constituye  un elemento identitario del Estado  Español. ( Yo después de ver el vídeo del sin techo, al que unos burgueses animalistas le arrebatan su perro, y las lágrimas del pobre hombre y su desesperación al ver cómo se llevan a su amigo, mientras a él lo retienen varios, entre ellos alguna mujer, alegando que estará el perro mejor en un piso que durmiendo en la calle, ya  me espero de todo de esta gente)

 

Dice la Biblia que el enriquecimiento, produce engreimiento. Y ya se sabe que lo que dice la Biblia, “es palabra de Dios” y este no se equivoca, en cualquier caso, el escritor sagrado, ha dado en la diana, porque sólo refleja la realidad. Regiones nuevas ricas ( a costa del expolio del resto de España) como Cataluña o el País Vasco (¿para cuándo una salida por tierra por Aragón?), no quieren ”juntarse “ con el resto de España, algo parecido a la actitud  muy habitual en  los padres en ciertas épocas pasadas, y todavía habitual  a la hora de buscar colegios para sus hijos, que rechazan el apuntarlos en aquellos en los que abundan los niños cuyo poder económico es bajo. “No te juntes con esos, que son pobres”, como si la pobreza fuera como un virus contagioso. Pero todavía, al engreído, le molesta más, cuando esos “pobres” le tratan de tú a tú y quieren tener los mismos derechos que ellos, y encima le hacen ver que su riqueza depende de ellos.

 

Y no es sólo Cataluña, también Valencia, que desangró  a las provincias limítrofes, Teruel, Cuenca y Albacete, poblacionalmente y en recursos, (una de las evidencias mayores sea el Pantano de Contreras, cuya pared sigue la línea limítrofe, provincial, inundando las tierras de Cuenca, para servicio de Valencia) quiere unirse al club de las Comunidades ricas, que desean un estatuto cuajado de privilegios para ella, ante esto sólo hay dos caminos, uno la educación y el sentido de pertenencia, no sólo al pueblito o ciudad en la que vive o de la que se siente anímicamente unido cada ciudadano sino a un sentido más amplio conociendo aquellos que nos hace pertenecientes a una nación común, cuyos símbolos hemos de querer y respetar porque forman parte de nosotros mismos, porque no se ama lo que no se conoce, y si el tener  nuestra personalidad llena de conocimiento y apego es como las antiguas murallas de las ciudades  que las protegían de los enemigos exteriores, y aunque estén a nuestro lado, no dejan de ser exteriores. Y sobre todo enemigos. Nunca le ha ido peor a España que con la fragmentación en Taifas o Cantones, los adversarios pudieron con ellos sin apenas esfuerzo. ¿Es eso lo que quieren los independentistas  ? Para empezar neguémonos a los argumetos de los antitaurinos, y por algo se empieza.