En el comienzo de 2016, y en la línea de aportaciones que llevamos a cabo desde este medio de comunicación plural como es Digital Extremadura, seguimos expresando nuestros puntos de vista, que no son otros que contribuir al progreso de la región extremeña, en el que deben participar tanto instituciones, partidos políticos, agentes sociales y como no la voz de la sociedad extremeña, si se quiere desde nuestra tribuna, que es la de todos los habitantes de esta nuestra tierra. La reanudación de los vuelos desde el aeropuerto de Talavera la Real, el Aeropuerto de Extremadura, a ver si nos vamos olividando de denominarlo de Badajoz, es una ocasión idónea y muy actual para definir una opinión que estamos seguros abrirá debates pero conformará aquiescencias ante la envergadura y repercusión de la decisión adoptada por parte de la Junta de Extremadura y de su presidente, Guillermo Fernández Vara. Ya era hora y que dure.
Tras el abandono a su suerte al que condenó el Doctor Monago Terraza al transporte aéreo en Extremadura, unida esta posición al interés de su Consejero de Fomento en contar con un aeródromo, un aeropuerto de juguete en su pueblo, por cuenta de todos los extremeños, el Presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara ha impuesto la racionalidad con dos medidas de urgencia que han paliado los problemas fundamentales. Vuelve a haber vuelos regulares desde el Aeropuerto de Extremadura – Talavera la Real y ha paralizado el proceso de construcción del mal llamado aeródromo de Cáceres.
Lo primero era lo urgente, lo hemos dicho y lo han dicho nuestros colaboradores, si no se puede llegar volando no se está en el mapa, exactamente igual que quien no está en las redes sociales, está en otro mundo, menor y peor relacionado. Es por tanto que recuperar en tan breve plazo de tiempo y con una compañía solvente, Air Nostrum, los vuelos regulares nos da una situación de normalidad, de posibilidades y en definitiva de mayor actividad económica que conlleva generación de riqueza y creación de puestos de trabajo.
Lo segundo, cerrar el proyecto del aeródromo, era imprescindible. Unas instalaciones de este tipo, sólo para vuelo diurno, sólo para determinados servicios y sólo para algunas aeronaves no servía para nada, excepto para el autobombo y la publicidad. Continuar con el proyecto en fases para conseguir un verdadero aeropuerto imposible. Por razones presupuestarias, de mantenimiento, sociales y demográficas. Es inasumible mantener, incluso la terminal civil del Aeropuerto de Extremadura sin el concurso del personal del Ejército del Aire y especialmente de los controladores de vuelo. Pensar en contar con estos servicios en Cáceres, con personal civil y no militar, una quimera. Lo descarriado del proyecto concluye con que hubiese sido mucho más sencillo recuperar el Aeródromo de La Cervera, con una pista de 2.000 metros, consolidada y en servicio, si sólo era para vuelo diurno, deportivo, aerotaxi y algún charter ya la teníamos y por mucho menor precio, aunque no dejaríamos de ver la cara de los pasajeros de un vuelo de gran capacidad aterrizando entre una nube de polvo y en mitad del campo. No es razonable. El verdadero aeropuerto de Cáceres está en Talavera la Real, es suficiente con acometer la construcción de una carretera de poco más de 20 km desde la EX – 100, arroyo de aguas blanquillas, y un puente sobre el Guadiana para que la terminal quede a poco más de 40 minutos de viaje de la capital cacereña. Como en cualquier gran ciudad.
Dicho todo lo anterior y solucionado lo urgente, hace falta pensar, lancemos algunas preguntas de necesaria respuesta:
¿Es necesario un plan estratégico de inter modalidad que conecte Alta Velocidad Ferroviaria, la de verdad, la terminal del Aeropuerto de Extremadura y los transportes públicos urbanos de Badajoz, Mérida y Cáceres, sin descartar el uso de los helipuertos para el acceso en pista al avión, para conformar un sistema múltiple que en un máximo de 40 minutos de desplazamiento de servicio a casi el 50% de la población de la Comunidad?
¿Nos podemos permitir en un trazado de apenas 60 kilómetros dos terminales de Alta Velocidad Ferroviaria, la de verdad, y una terminal aeroportuaria, o podríamos centralizar todos los servicios en esta última, apenas a 15 kilómetros de Badajoz y 40 de Mérida, para en desplazamientos de 10 minutos desde la primera y de 20 desde la segunda, poder tomar tren, avión, o ambos modos de transportes?
¿Hasta cuándo vamos a ser el único aeropuerto de España sin conexión a la red de carreteras del Estado como indica la ley, a que esperamos para reivindicarlo en Madrid, qué hacen nuestros flamantes Diputados del Congreso y Senadores del Reino?
¿Por qué hemos olvidado la logística y el transporte de mercancías desde nuestro aeropuerto, posibilidad que mantenía una esperanzadora trayectoria en los años 90 del siglo XX?. ¿ Qué proyección mundial tendría la cereza, el vino, el tomate, o el tabaco, este si ya es desde una fábrica de cigarrillos extremeña, mejor, si saliese en vuelos desde Talavera la Real a todo el mundo, cuanto podemos ahorrar en mantenimiento de carreteras?
Son estas preguntas, mejor dicho las respuestas a estas preguntas las que suponen la segunda parte. El Gobierno de Fernández Vara ha demostrado seriedad porque ha recuperado lo perdido y ha cancelado el despilfarro, pero ese mismo Gobierno tiene que tomar las medidas necesarias e idóneas para consolidar definitivamente el modo aéreo en Extremadura. El primer paso, la solicitud en la Unión Europea de la consideración de la prioridad de la comunicación y por ello la autorización de las subvenciones directas, está también dado, y bien dado. Ahora hace falta lo demás, el Plan Estratégico, la contratación de su redacción y el debate público y político de sus propuestas. El ejemplo es sencillo: la Junta de Andalucía lo acaba de hacer para la red aeroportuaria andaluza, no estamos tan lejos para ver y aprender.
Por último, urgente es cambiar ya el cartel de Aeropuerto de Badajoz que figura en las instalaciones por el de Extremadura, que es como debe de denominarse de una vez por todas.
