El frenético ritmo de trabajo y la sucesión acelerada de acontecimientos del año que acabamos de despedir nos impedía incluso advertir la trascendencia de cuanto estábamos construyendo mientras los ojos del mundo miraban con interés el profundo cambio que estábamos protagonizando. Recién empezado este 2016 se amontonan los recuerdos de todo lo vivido.
El 31 de enero de 2015 centenares de miles de personas salieron a las calles al llamamiento de la Marcha por el Cambio, una jornada que recordaremos como expresión única de ilusión colectiva.
Ese día demostramos que habíamos logrado transformar la cultura de la derrota en alegría, la resignación en movilización. Y comenzamos a sonreír. A partir del día siguiente llegaron los momentos más duros: los adversarios asumieron la necesidad de tomarnos en serio y desplegaron el juego mediático más sucio que pudiéramos imaginar.
En un contexto caracterizado por las enormes dificultades y empobrecimiento de la mayoría, llegaron las elecciones autonómicas y municipales que plasmaron el deseo de alternativas de gobierno y el retroceso del bipartidismo. Podemos logró seis escaños en Extremadura, tras una campaña electoral sin apenas recursos. En estos primeros meses de vida institucional hemos presentado 7 leyes –que el PSOE de Vara ha vetado, bloqueando la posibilidad de debatirlas- y conseguimos aprobar la primera de la legislatura, la de cuentas abiertas, que lleva el sello de Podemos.
El trabajo, la audacia y sobre todo el corazón que ponemos en cada tarea compensa el cansancio y hace posible este proyecto de cambio que se va consolidando cada día.
Siendo autocríticos y muy exigentes, y gracias al esfuerzo impagable de apoderadas y de compañeros que estuvieron buzoneando, repartiendo y pegando carteles, haciendo miles de kilómetros, pudimos escribir otra página bellísima en la historia reciente de nuestra democracia parlamentaria, y hemos logrado llevar a nuestra compañera Amparo Botejara al Congreso de los Diputados.
2016 se presenta ahora repleto de desafíos. El nuestro pasa por hacer una política genuina para la gente desde el esfuerzo colectivo. Poner a las personas en el centro es la razón de ser de Podemos y seguiremos trabajando en este sentido. Queremos un país rico en servicios, en oportunidades y en valores. El exilio económico es un problema de primer orden en España, y Extremadura es la máxima expresión del mismo. Queremos un país capaz de retener el talento de sus jóvenes, porque sólo con ellos podremos construir la sociedad de futuro que merecemos.
La primera propuesta de Podemos en el Congreso de los Diputados será la Ley 25. Se llama así porque se basa en los principios del artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Su objetivo es reactivar la economía rescatando a las familias. Con ella definimos nuestras prioridades, poner a las personas en el centro de la política institucional. Con su aprobación, se garantizaría el suministro de electricidad, gas y agua para toda la ciudadanía, así como el acceso a una vivienda digna, como también dicta la Constitución Española. Proponemos la dación en pago, la prohibición de los desalojos sin alternativa habitacional, simplificar la renegociación y cancelación de las hipotecas y el acceso a la vivienda para las víctimas de violencia de género en un plazo máximo de 30 días.
Esta propuesta incluye también el fin del copago farmacéutico. Es intolerable, e impropio de un país desarrollado, que haya personas que abandonen su tratamiento por no poder afrontar el pago de los medicamentos. Tampoco es rentable: la sanidad pública tiene que afrontar después enfermedades agravadas innecesariamente. La prevención no sólo es más saludable, también es más barata.
Podemos puede hacer este tipo de propuestas porque no le debe favores a la banca, ni a la industria farmacéutica o energética. Nuestra independencia es posible gracias al apoyo de la gente, a su esfuerzo y su microfinanciación.
Creo que si de algo ha servido este 2015 ha sido para darnos cuenta de lo que la ciudadanía es capaz de hacer cuando cree en sus capacidades; cuando asumimos un reto y confiamos en que lo imposible sólo tarda un poco más en llegar.