![Caramelos de rosa y sabor a domingo al salir corriendo de la iglesia [Img #48514]](upload/img/periodico/img_48514.jpg)
En realidad, yo iba a misa por las cinco pesetas que me daba mi madre, imagino que era la recompensa por estar pacientemente sentado en el banco de la iglesia, levantarme y arrodillarme sin saber por que, simplemente porque aquel señor desde el púlpito lo mandaba. Lo mejor de todo , era cuando decía:
– Podéis ir en paz.
Entonces, intentando ocultar nuestra alegría, todos los amigos,- unos cinco o seis que nos sentábamos en las ultimas filas – nos mirábamos, y a pasos cortos y nerviosos, salíamos disciplinados de la iglesia.
Una vez en la calle, la carrera hasta el kiosco de las golosinas, siempre invariablemente la bolsa de pipas y los caramelos de rosa. Después la llegada a casa y la cara de satisfacción de mi madre.
Si, aun recuerdo aquellas mañanas de domingos.
 
								






