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Nace el primer mapa de innovación social en Extremadura

ECONOMÍA
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El proyecto Arrejuntándonos creado desde #Lafábrikadetodalavida de Los Santos de Maimona reúne, conecta y sirve de escaparate a más de una veintena de iniciativas de economía social en la región.

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Un centro de ecoturismo para favorecer los viajes sostenibles y proteger el entorno de La Sibera y la idiosincrasia del lugar. Un espacio de trabajo en el que profesionales de muy distintas áreas operativas pueden alquilar una mesa y desarrollar sus ideas mientras conectan con otros autónomos y emprendedores. O una asociación que promueve el uso de la tecnología abierta (sin restrictivas y costosas patentes) para facilitar el despegue de nuevas empresas. Lo crean o no, los tres son proyectos extremeños y solo una muy pequeña muestra de lo que comienza a ser tendencia en nuestra región.  

Tanto El Jamal como La Nave Nodriza y  Xtrene Makespace, por orden de aparición, forman parte de Arrejuntándonos; una propuesta de La Fábrika de Toda la Vida (Los Santos de Maimona) que pretende localizar, conectar y visibilizar iniciativas y organizaciones extremeñas que trabajan en los campos de la economía social y colaborativa, el procomún y la innovación social.  

Del verbo ‘arrejuntar’

La palabra ‘arrejuntarse’ suena castiza, de la tierra. La usan las abuelas y es posible que muchos lectores ni siquiera supieran hasta ahora que está recogida en el diccionario –no se apuren, una servidora también lo desconocía.

De acuerdo con la Real Academia Española, es un término coloquial que se emplea para referirse a “dos personas que no han contraído matrimonio entre sí”. Aquí en Extremadura, el uso del vocablo se hace extensivo a cualquier forma de unión, sea de dos o más individuos, e incluye marcar bien las ‘erres’ para dar énfasis al carácter inclusivo y arrollador (en positivo) de la acción. De ahí que parezca irle como anillo al dedo a este nuevo proyecto. Siro Santos, miembro de La Fábrika de Toda la Vida, asegura que Arrejuntándonos nace de la idea de los territorios disgregados, de la necesidad de juntarnos para crear sinergias. Muchos ya nos conocíamos, pero nos costaba trabajar juntos.

Arrejuntándonos crea un mapa virtual de iniciativas que están marcando una diferencia en la región. Está disponible de manera gratuita a través de internet (www.arrejuntandonos.red) y, aunque todavía no incluye a todas las que son –el proyecto ha comenzado por las 20 más relevantes y consolidadas–, continúa creciendo día a día. La meta, explica Siro, es completarlo, sin prisa pero sin pausa, con la información que vayan proporcionado las entidades ya participantes. Son ellas las que están ayudando a identificar otras organizaciones y personas con valores e intereses comunes para crear una auténtica red de trabajo y apoyo mutuo. Construir esas conexiones entre empresas y asociaciones contribuirá al desarrollo económico y social de la región.

Prácticas económicas más humanas

La peculiaridad que distingue a las iniciativas que aparecen en este mapa es que en su trabajo y práctica diaria ponen por delante de la acumulación especulativa de capital a las personas y su bienestar. Son cooperativas, asociaciones y fundaciones, entre otras entidades, que sientan sus bases sobre movimientos como el ecologista, el feminista, la cultura libre o el bien común.

Es necesario, vital incluso, repensar los flujos económicos que nos afectan, y a los que afectamos, dice Adolfo Chautón, responsable de Emprendipia, uno de los 20 proyectos que han servido de base para el lanzamiento de Arrejuntándonos. Emprendipia crea un sistema operativo libre, una metodología abierta a organizaciones y territorios para favorecer la innovación social, facilitar el emprendimiento mutuo y acompañar a otras iniciativas que desean migrar hacia lo que se conoce como Cuarto Sector –una corriente que se sitúa en la intersección entre lo público, lo privado y lo social, quedándose con la mejor parte de cada uno.   

Podemos enfadarnos mucho pero la economía global y financiera no engaña a nadie, sigue fiel a su regla de oro del máximo beneficio: producir lo más barato posible y vender al mayor número de personas lo más caro posible, sin ningún tipo de miramiento social y/o ambiental, añade Adolfo. Para él, la solución pasa por fomentar las economías locales complementarias, por su relación con la cohesión de nuestras comunidades (mejora de la convivencia y el hacer comunitario), la revitalización económica (empleo, crédito, apoyo mutuo), el cuidado del territorio y la custodia de ecosistemas locales (consumo de proximidad, sistemas energéticos más eficientes), el aumento de nuestra autoestima y confianza (identidad, retorno, gobernanza), y un largo etcétera.
Otro de los casos que Arrejuntándonos ha puesto bajo su lupa es Colectivo Cala. Un centro permanente de formación, ubicado en Alburquerque, que realiza talleres, encuentros y campos de trabajo apoyándose en la educación en valores, el desarrollo personal y la cooperación. Y qué decir de Red Calea, una agrupación profesional para consolidar el papel de la agroecología en el me­dio rural, o Iniciativa Focus, que se dedica a la formación en las nuevas tecnologías y el conocimiento libre, acercándolas especialmente a los colectivos en riesgo de exclusión social.

Entonces, ¿innovamos?

Con tal muestrario de proyectos, la pregunta que surge casi de manera natural es en qué medida se puede atribuir a Extremadura el calificativo de región con capacidad y potencial de cambio.

Adolfo Chautón recuerda que la comunidad ya ha estado a la vanguardia en otras ocasiones y cita ejemplos como el del Software Libre y nuestra apuesta por la Sociedad de la Imaginación. Que hayamos conseguido sacarle el máximo partido a esas oportunidades o no es otra cuestión.

No obstante, el potencial está ahí. Y lo dice el propio Siro Santos, quien insiste en que estamos en el momento justo para demostrar que Extremadura es un territorio innovador, sobre todo a nivel social: ¿Que nos falta arrejuntarnos? Sí. ¿Que nos falta que las entidades o las administraciones públicas y privadas crean en este tipo de proyectos? También. Pero tenemos que sacar pecho. Estas prácticas que están empezando son el reflejo de una nueva forma de hacer y de vivir, y tenemos la oportunidad de decidir y crear el futuro juntas.


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