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UN BUEN DISCURSO DE INVESTIDURA, por Antonio Serradilla

OPINIÓN
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Pedro Sánchez ha realizado un buen discurso de investidura, inteligente y conciso. Ha sabido colocar todas las piezas en su posición y sobre todo colocarse en una posición de centralidad política que, una vez conseguida, descoloca a todos los demás, y esa es una de las virtudes fundamentales de lo que hemos oído.

Sánchez ha colocado al Partido Popular en una posición marginal a la derecha y aún reconociendo la importancia de sus escaños y votos, ha evidenciado inteligentemente su imposible capacidad de pacto y diálogo, atado y amordazado por una corrupción, que a diferencia de la del Partido Socialista, es sistemática de partido como organización y no de aprovechamiento, de determinadas personas, de los recursos públicos. Ha colocado a los podemitas en la contradicción del programa y de las medidas frente a los cargos, las carteras y las poltronas, sabiendo asumir y superar sus propuestas sociales, colocando a Pablos y Errejones en una muy difícil posición de oposición a su programa. Y ha colocado a los independentistas y separatistas ante la firme y contundente defensa de la unidad de la Patria, de la unidad de España, utilizando sus mismas palabras.

 

Pero donde lo ha bordado ha sido en el discurso social, discurso social de centro, fruto del pacto de un partido de centro izquierda y otro de centro derecha, que no puede ser negado ni a la derecha, ni a la izquierda de ese centro político que suma 130 escaños, frente a los 123 de la derecha y a los 71 de la izquierda (sumando a Podemos los dos escaños marginales de izquierda unida). Ha tocado todas y cada una de las fibras sensibles de los ciudadanos, tocando aspectos olvidados desde hace más de cien años, como la revisión de la legislación hipotecaria, sin olvidar, por su enorme importancia la oferta de la renta básica o el paro para los mayores de los 52 años, lo que supone dar cobertura a muchos españoles hoy privados no sólo de sus ingresos laborales, sino de su margen de supervivencia y su dignidad.

 

No pueden olvidarse las medidas de regeneración institucional, revisando los sistemas de designación de cargos judiciales y de control, muy parecido al modo norteamericano y británico, aportación fundamental de Ciudadanos.

 

Por último la colaboración de las fuerzas de centro españolas, con la doble aportación de medidas sociales y medidas institucionales pone a las demás fuerzas políticas ante un discurso imposible, dado que difícilmente se puede cuestionar el proyecto político presentado, salvo en cuestiones muy puntuales, quedando por tanto sólo el recurso de la descalificación del proyecto en parámetros ideológicos o de interés partidista, que colocan en una posición complicada a Mariano Rajoy o a Pablo Iglesias.

 

Las formas, nada despreciables en un político, han sido muy correctas, la presencia también. El respeto del protocolo admirable, sólo la lectura de la propuesta de la candidatura con las referencias al Excelentísimo Señor candidato o a la Excelencia del Presidente del Congreso de los Diputados, ennoblecen a la institución y la dignifican, nada más y nada menos que el Congreso de los Diputados del Reino de España, la máxima expresión de la soberanía nacional de los españoles. Nada que ver con el repertorio de camisas, mangas de camisas, chaquetones, pañuelos y jerséis de todo tipo y condición que veremos mañana, un demérito de sus señorías y de la institución que a todos nos representa. Don Pedro ha esta correcto, ha tratado de usted y de Señorías a los diputados, ya veremos mañana hasta donde llega el lamentable tuteo.

 

En definitiva el candidato ha cumplido sobradamente con su compromiso, ha cubierto un vacío constitucional con una investidura que ha asumido por responsabilidad, frente a la irresponsabilidad popular, es posible que no sea Presidente la próxima semana, pero ha propiciado que pueda haberlo en los próximos meses y se ha ganado su posición y el respeto en clave interna de partido y en la clave externa de toda la sociedad española.

 

 


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