FERNANDO BASELGA, por José García Albarrán

El anuncio del abandono del Partido Popular de Fernando Baselga, destacado dirigente del mismo y referencia todavía de multitud de sus votantes no tiene nada que ver con la situación de abandono de un barco en situación de naufragio por parte de los roedores que en él viven.

[Img #49416]Las causas son más profundas y tienen que ver con la política de tierra quemada en torno a los dirigentes de esta opción política, que no quieren sombras a su alrededor, junto con el abandono del debate y contraste ideológico interno, que hace años propiciaba interesantes debates de liderazgo y que ha sido reducido al dedo que agracia del líder consagrado en procesos de designación a la búlgara.

 

Fernando Baselga conserva un indudable tirón personal, que data de sus tiempos en jóvenes agricultores, que puede suponer un evidente problema para el Partido Popular, donde se prefiere ser menos a cambio de conservar el culo pegado al sillón y al sueldo. Fernando Baselga ha sabido conciliar la actividad pública institucional con la privada profesional, algo que desconocen la mayoría de los actuales dirigentes del partido, que no superarían un proceso de selección para cuadros intermedios en cualquier empresa de la Comunidad Autónoma y posee además una edad, preparación y experiencia que hacen de él y del colectivo que puede aglutinar un conjunto atractivo y capaz, por ejemplo de dar a quien se quedó a las puertas del escaño, tan disputado puesto el próximo 26 de junio. Pero esta política suicida del Partido Popular, tan gratificante para sus acomodados dirigentes, algunos de los cuales no han hecho otra cosa en su vida que estar en la poltrona, tiene su fiel reflejo también en Cáceres, donde destacadísimos personajes políticos de continua, persistente e insistente influencia social duermen en sueño de los justos de los populares, sólo por ser mejores o estar mejor preparados que los que por los vericuetos de la política de salón han llegado a las posiciones de poder. La situación es idéntica y las posibilidades las mismas, pudiendo cambiar el mapa electoral de la provincia próximamente.

 

No nos engañemos, estas personas, que no son pocas en su conjunto, tienen capacidad de reclamo y seguidores latentes. Bastaría un llamado público de los mismos a una reflexión política de conjunto para asistir a un razonable acto de afirmación. Este grupo, que no es de presión, pero sí de capacidad, experiencia y organización puede dotar del cuadro que no tiene a determinado partido emergente, que tiene los votos de las siglas sin cuadro alguno, reafirmarlo y estabilizarlo. Para eso hace falta que sus incipientes dirigentes tengan altura de miras y no conviertan su nuevo proyecto en un fin en sí mismo puesto al servicio de su interés particular, que es lo que ha pasado en el Partido Popular.

 

 Entre octubre de 1982 y mayo de 1983, también se invitaba a pasar a militar en Alianza Popular a los que procedían de la Unión de Centro Democrático tras rellenar la hoja de afiliación, entonces en papel y no en una web, y ser militantes de base. Pero con inteligencia se practicó un ordenado y pactado proceso de recuperación de capacidades y experiencias que permitió a la inexperta AP, consolidar el partido que años más tarde pudo gobernar. Exactamente igual que con los miembros del Partido Socialista Popular, los socialdemócratas de Fernández Ordóñez o Euskadiko Ezkerra con respecto al PSOE.

 

La política del Partido Popular es suicida y más cuando pone a la cabeza de sus listas a candidatos con rechazo personal, pero los emergentes, o uno de ellos, puede dar un vuelco electoral a Extremadura y consolidar un partido firme y capaz, frente a muchos titubeos actuales, propios no de la falta de ganas y del trabajo, pero sí de las servidumbre de partir de cero con una nueva alternativa política. Es correcto lo de la afiliación en la web y la militancia de base pero Albert Rivera puede tener un sexto sentido para esto y por ello le ofreció a Tony Cantó ser el número dos de Ciudadanos por Valencia en las elecciones generales de diciembre pasado y como este se quejó de que no era un ofrecimiento cierto porque habría primarias, Albert Rivera se comprometió a darle el apoyo de su estructura de partido.  Hoy es diputado en el Congreso. Sobran más palabras.