La unificación del espacio universitario europeo está causando y está por causar beneficios insospechados en materia de movilidad laboral e integración social y económica en la Unión Europea, pero sin embargo en España, quizás el país que más grandes acomodos ha tendido que hacer al nuevo sistema, está este pendiente de explicación suficiente y causa sorpresa y casi vergüenza como multitud de organismos públicos siguen acudiendo a la terminología y clasificaciones académicas desaparecidas, incluso en convocatorias oficiales de empleo público, de muy fácil recurso llegado el caso.
Aquí no se enteran o no se quieren enterar que la distinción entre titulaciones medias y titulaciones superiores ha desaparecido, que las primeras se han integrado en los nuevos ciclos formativos, generalmente como estudios de Grado, pudiéndose luego continuar con el Máster, equiparado a las antiguas licenciaturas y continuar luego con el título de Doctor, que mantiene su denominación, aunque se ha endurecido el acceso al mismo. Así por ejemplo todas las ingenierías técnicas se han integrado con las superiores, siendo las primeras el Grado de las nuevas titulaciones y las segundas el Máster de las mismas. Existen excepciones en los casos de Enfermería y Arquitectura Técnica, que no han fusionado estudios con Medicina o Arquitectura, dando lugar a titulaciones completas, en profesiones independientes y absolutamente desvinculadas de las que antes eran sus “superiores” competencial y académicamente, en este segundo caso al no existir más que los estudios de tres años en las “medias”. Ahora no ocurre así y están ya cursándose estudios de Grado y Máster en las mismas y veremos los de Doctorado en programas de Enfermería o de Aparejadores.
Existe confusión en homologación de los títulos y existen departamentos públicos que consideran el Máster una especialidad y no un título pleno, equiparando la licenciatura al Grado, rebajando el nivel de la misma. Y decimos rebajando el nivel por estar aprobado en Real Decreto del Ministerio de Educación que los Diplomados, Arquitectos e Ingenieros Técnicos son correspondientes y homologados al nivel MECES 2 de Grado; los licenciados, Arquitectos e Ingenieros al nivel MECES 3 de Máster y los Doctores tienen el nivel MECES 4. No es que los diplomados y licenciados sean Grado o Máster, que solo pueden serlo si cursan estos nuevos estudios, sino que son como los Grado o Máster cada uno en su caso y a todos los efectos oficiales, administrativos y públicos, tanto en España como en el resto de la Unión Europea, una inteligente salida que el gobierno ha gestionado bien para evitar que, sobre todos los antiguos diplomados, no fuesen considerados profesionalmente en Europa. Sin embargo lo hecho para salir fuera, sigue encontrado resistencias en nuestro País. Ya no hay Diplomado o Licenciado, sino Grado o Máster, titulados u homologados, según procedencia.
Menos acertado es el acuerdo gubernamental de rebajar el ciclo del Grado de tres a cuatro cursos, lo que podría incrementar los gastos de los estudios de Máster por poder pasar estos de uno a dos años. En todo caso es una cuestión menor, dado que son las universidades y no el Gobierno quien decide la duración y contenidos de las titulaciones, que establecen su rango en el nivel de créditos europeos (no confundir con créditos de conocimiento que son otra cosa) que tienen. Así puede haber Grados de tres, cuatro, cinco o seis años, con una variable entre 180 y 360 créditos, e incluso podrán tener denominaciones similares en distintas universidades, pero para un análisis comparativo habrá que estudiar su carga académica. Exactamente igual ocurre con los estudios de Máster, que ya cuentan según las ofertas con uno o dos años, con 60 o 120 créditos y pueden ser sólo habilitantes para el ejercicio profesional o además de investigación si tienen al menos 60 créditos, siempre europeos, concernientes a la misma. Son estos únicos los que dan acceso a los estudios de doctorado. Así el intento del gobierno de poner puertas al campo, o de resucitar de alguna manera un nivel menor de estudios equiparable a las diplomaturas, influenciado por poderosos colectivos profesionales que se resisten a la equiparación, a la liberalización y a la especialización profesional que traslada con firmeza Bolonia, es un evidente fracaso.
Lo que si tiene que hacer el Gobierno es establecer unos vínculos profesionales, sobre todo en las profesiones reguladas, con las titulaciones académicas para que un programa oficial de Grado o Máster habilite para su ejercicio. Volviendo al ejemplo de los Arquitectos Técnicos, el título habilitante para el ejercicio de la profesión de Aparejador cuenta en España con la siguiente oferta universitaria: Grado en Ingeniería de Edificación, Grado en Ingeniería de la Edificación, Grado en Edificación, Grado en Arquitectura Técnica, Grado en Ciencias y Tecnologías de la Edificación, Grado en Ciencias y Tecnologías de Edificación, Grado Ingeniero de Edificación, Grado Ingeniero de la Edificación. Tenemos así por tanto once denominaciones para la misma actividad técnica en la oferta universitaria española, sin contar con los antiguos Aparejadores, Arquitectos Técnicos y Arquitectos Técnicos en Ejecución de Obra, ahora homologados al Grado. También en las Escuelas de Arquitectura cuentan ya con, al menos cuatro denominaciones distintas para una única profesión: la de Arquitecto.
Es un problema de fácil solución, dado que se puede denominar a los estudios Programa Académico de Grado, Máster y Doctor Aparejador, o Programa Académico de Grado, Máster y Doctor Arquitecto, y luego que cada universidad nombre su titulación como mejor considere. Se uniría a esto una simplificación en las denominaciones de sus Colegios Profesionales, que ya empiezan a extender sus contenidos en un imposible intento de acaparar todas las titulaciones (Los Aparejadores tienen 14 y los Arquitectos 5 hasta el día de hoy). Colegio de Aparejadores o Colegio de Arquitectos sería suficiente y luego hacer mención al programa académico que les afecta. Se salvaría así la identificación profesional y la independencia universitaria, superando la confusión, incluso administrativa, que empieza a generalizarse