Seis orejas se cortaron en Miajadas a los Adolfo Martin

   Con una entrada muy pobre  .En tarde muy calurosa, se efectuó la anunciada corrida de Adolfo Martin. Los toros, muy bien presentados y algunos de extraordinarios juegos, propiciando el lucimiento de los tres espadas.

FICHA,- Plaza de toros de Miajada. Corrida de toros. Se lidiaron seis ejemplares de Adolfo Martin de aceptable presentación y de juego vario.

 

  RAFALILLO.- OREJA Y OREJA

  JUAN BAUTISTA.- DOS OREJAS Y OREJA.

  MORENITO DE ARANDA.-OREJA Y Ovación

 

                                         C   O   M   E   N   T   A   R   I  O  S.

 

    Destacar a la banda de música por su informalidad, al marcharse de la plaza en el segundo y volviendo a la misma en el tercero.

 

   El primero tomó el engaño con cierta codicia de salida y cumplió sin más en el tercio de varas.  nº 79 de nombre Aviador. Rafaelillo, dio cinco verónicas. Quito. Buen tercio de banderillas. Magnifico con la muleta en varias series por ambas manos. Mató  de estocada y descabello.

 

   Fijo, repetidor en el saludo capotero. Taparon la salida en el caballo donde empujo con fijeza. Llego a la muleta: bravo, noble e importante. El murciano, que brindó el toro Antonio Ferrera, estuvo muy bien en las distintas suertes.

 

   Noble en el saludo capotero. Se dejó pegar en el encuentro con los montados, el nº 36 de nombre  Lagartijo, cárdeno.  Lidiado en segundo lugar.Llegó a la muleta con nobleza. El francés se encontró a gusto con el astado y su labor, tanto con la capa como con la muleta, merecieron la nota de Notable.

 

   En el quinto de lidia ordinaria Juan Bautista, con el nº 4º en los costillares . Todo lo hizo bien, 

 

  Faena artística y con valor.

 

   A Morenito de Aranda le correspondió un toro bien presentado. Que remata noble y acude con prontitud al engaño, nº 69 de nombre Curioso. El castellano estuvo variado y artista. De pinchazo, entera se deshizo de su oponente.

 

   El que cerró plaza, nº 8l  de nombre Violador. Recibió un puyazo arriba, bravo con el caballo, acusa una gran querencia disimulada, donde desarrollo nobleza y larga embestida. Morenito lo supo entender de principio a fin, en una labor de torero cuajado.