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AMUS reclama una revisión de la caza tras ingresar en su hospital un águila real con disparos de perdigón

CAMPO
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Acción por el Mundo Salvaje (AMUS) ha puesto de manifiesto, «por enésima vez», la «necesidad de una profunda revisión» sobre el gremio de la caza tras el ingreso este pasado miércoles de una hembra de águila real en su hospital con 14 perdigones de plomo tras recibir un disparo.

[Img #52877]Dicha revisión implicaría también analizar las consecuencias en el mantenimiento de una biodiversidad que «con ironía absurda y zafia» se atribuye la caza, es decir, que los cazadores aseguran «que si existe fauna» es por ellos, ha manifestado AMUS.

 

Asimismo, ha alertado y ha vuelto a poner el acento de la incidencia «que sobre las especies protegidas ejerce un sector que demuestra ininterrumpidamente la ausencia de sensibilidad por la fauna catalogada y la omisión a cualquier normativa».

 

Asimismo, ha recordado que la semana próxima se abre la temporada general de caza, la cual está «envuelta una vez más en la ambivalencia y en la imperiosa necesidad de valorar los pros y contras de un actividad cada vez más cuestionada por amplios sectores de la sociedad».

 

En este sentido, ha indicado que no se va a analizar la justificación de la caza en pleno siglo XXI, «ni si es necesaria de cara al equilibrio entre predadores, herbívoros y cubierta vegetal», aunque «esta idílica armonía se fracturó en el momento que la caza se convirtió en una actividad empresarial gestionada en aras de la máxima rentabilidad».

 

«Hoy se produce caza con métodos poco contrastados científicamente y hoy se combaten los efectos de esa ruptura entre predadores-presas y la escasez o abundancia de especies cinegéticas con medidas maquilladas de control biológico más propias de épocas en las que se disparaba con arcabuz», ha indicado AMUS.

 

Por ello, en todo este escenario empresas dispares, gestores cinegéticos, propietarios y «una gran horquilla de anexos (ferias, complementos, viajes)» han hecho que esta afición «genere importantes divisas, pero también una gran controversia por sus consecuencias, sobre todo ecológicas».

 

ESPECIES DISPARADAS «CADA FIN DE SEMANA»

 

Asimismo, ha señalado que algunas de estas especies que son disparadas «con impunidad cada fin de semana» son las mismas en las que se invierte «gran cantidad de fondos públicos para todo lo contrario, es decir, para conservarlas», algo que supone «una contradicción o mejor dicho, un fraude».

 

De este modo, ha subrayado que las propias administraciones al «no afrontar, no sólo cómo se gestiona la caza, o cómo se controla a los cazadores», sino los efectos de su práctica sobre los ecosistemas y las especies protegidas, «es una grave exención de responsabilidades».

 

Además, «consentir o no asumir la gravedad de estos hechos es una gran irresponsabilidad» que algún día la sociedad pagará «muy caro» porque se perderán más especies y habrá «que dar cuentas a Europa».

 

CAZA ILEGAL

 

Asimismo, AMUS ha explicado que la caza ilegal se encuentra, junto con las electrocuciones, atropellos y colisiones, «entre las causas de ingresos más frecuentes en los centros de recuperación».

 

De este modo, «España, Extremadura sin ir más lejos, pertenece a un área biogeográfica dispar en ecosistemas y exclusiva en lo genuino de especies de gran valor en Europa y en el Mundo, conservada como un producto al vacío hoy convertido en referencia internacional».

 

Se trata este hecho de una «particularidad milagrosa que la hace referente como primer destino para observar aves y paisajes conservados».

 

Por ello, esta «matriz de exponente biodiversidad debe ser correspondida con una buena gestión, de ahí la enorme responsabilidad de asegurar que todo este crisol de fauna, de endemismos, de paisajes perduren en el tiempo sin riesgo de erosión genética ni poblacional».

 

SOBRE 800.000 CAZADORES EN ESPAÑA

 

En este sentido, AMUS ha informado de que a España acuden a cazar varios miles de personas cada año. Así, se estima que existen sobre 800.000 cazadores, al mismo tiempo que ha resaltado que en muchas ocasiones es necesario tener una media/alta renta per cápita para desarrollar esta actividad, ha resaltado.

 

De este modo, se movilizan sobre 3.700 millones de euros al año según la federación de caza, y además, este sector recibe subvenciones públicas.

 

«La versatilidad de las órdenes de vedas generan la picaresca y ejercer la acción cinegética casi todo el año», por lo que «entre descastes por daños y otros argumentos se justifican y autorizan acciones venatorias durante muchos meses en la anualidad».

 

Así, con todo esto también se estiman por miles los ejemplares pertenecientes a especies protegidas que «son el blanco de las escopetas», y en época de caza de cuatro ejemplares 1,4 ingresa por disparo.

 

Este dato «no es ni a todas luces real porque también se deduce que por cada ejemplar encontrado herido en un radio de 25 kilómetros a la redonda hay al menos cuatro que no serán hallados por nadie», y por tanto, «no formarán parte nunca de ningún sondeo, ni estadística».

 

De este modo, «España se ha convertido en un país en donde menores de edad pueden ya tener licencia para cazar, los exámenes y controles a los cazadores son de risa», y las sanciones a determinados cotos o particulares son «una anécdota o una broma de niños». Además, AMUS ha criticado que en los presupuestos generales haya subvenciones para las federaciones de caza.


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