ESPERPENTO, SAINETE Y VODEVIL EN EL GRAN PREMIO DE MÉXICO

Sebastian Vettel y la FIA porporcionaron uno de los más lamentables espectáculos vistos en la historia de la Fórmula 1.

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La aburrida carrera la comandaron los pilotos de Mercedes. El tercer puesto del cajón fue una incógnita durante un par de horas. Primero lo ocupó Verstappen. Cuando bajaron a Max, subieron a Vettel y, finalmente los puntos se los llevó Ricciardo.

 

Hamilton y Rosberg salieron primero y segundo y llegaron en el mismo orden a la meta, pero con una gran diferencia. Lewis se saltó descaradamente la primera chicane, ganando mucha ventaja. No tenía que ceder posición ya que lideraba la prueba pero una sanción de cinco segundos habría sido lo justo. Otra cosa es que el británico, de haber sabido que estaba sancionado, hubiera apretado más para llegar solventado la diferencia de tiempo de la sanción. Yo creo que era capaz de hacerlo. Pero lo único cierto es que no le sancionaron.

 

Mucho de lo ocurrido en este gran premio fue ocasionado por la extraña fisionomía del circuito mexicano Hermanos Rodríguez. Es un circuito corto, con dos rectas enormes y con unas zonas lentas de dificilísimos adelantamientos. Las carreras aquí son muy peculiares. En la recta principal se baten los records de velocidad (Bottas y Massa superaron ayer los 370 kms/h) y en la zona del estadio se va más lento que en Mónaco. Al ser tan corto, genera mucho tráfico de doblaje durante el 40% de la carrera. Personalmente no me gusta mucho. Pero los hay mucho peores y la afición mexicana es, hoy por hoy, la mejor del mundial. Además, El Hermanos Rodríguez, posee una distancia de 890 metros desde la salida hasta la primera curva lo que provoca unos inicios espectaculares de cada gran premio.

 

Y así ocurrió esta vez. Se apaga el semáforo y se aprecian un montón de cambios de trayectorias y trazadas imposibles a velocidades de vértigo. Hamilton sale bien, pero Rosberg y Verstappen lo hacen un poco mejor. El inglés llega a la primera curva en primera posición pero muy acosado por Nico y Max y se salta la chicane obteniendo clara ventaja. La FIA no sanciona la acción y Rosberg tampoco la protesta públicamente. Nico es una persona educada.

 

Por detrás, Carlos Sainz sacó a la hierba a Fernando Alonso cambiando su trazada. Al madrileño le sancionaron con 5 segundos. Un poco más atrás se produce el toque de rigor y coche de seguridad a pista.

 

En ese momento, Ricciardo, que salió mal, cambia de táctica y pone los neumáticos duros.

 

A partir de aquí, vuelta cuatro, y hasta las últimas cinco vueltas, no ocurrió nada interesante. Pasaban las vueltas y apreciaba los esfuerzos de los mexicanos por montar un bonito gran premio. El circuito estaba perfecto. El ambiente en las gradas era increíble. Imágenes del famoseo.

 

Los españoles iban fatal. No tenían ritmo. Rondaban el puesto decimocuarto. Aburridos como todo lo demás.

 

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La carrera entraba en su último tercio y Sebastian Vettel preparaba su lamentable espectáculo. Antes, había insultado a Fernando Alonso en los entrenamientos libres y a Felipe Massa por no dejarle adelantar cuando el brasileño defendía posición. Pero la lista de protestas e insultos empezó a ser insoportable cuando empezó a doblar a sus compañeros. Insisto, insoportable. Vettel no debe sentarse en un bólido rojo. Esta escudería tiene una historia que no merece ser representada por este tipo.

 

Pensaba en estas cosas, cuando es inevitable darse cuenta que Vettel, cuarto, iba a atrapar a Max Verstappen, tercero; y que si no era capaz de adelantarle, Ricciardo, quinto, iba a dar caza a ambos. Entretenimiento final. Alivio. Un poco de diversión.

 

Vettel alcanza a Verstappen. Sus neumáticos eran más nuevos. Era muy claro que llevaba mucho más ritmo. Le enseña el coche. Max se defiende. Final de recta principal. Vettel se pone en paralelo. Max se cuela (como hizo Hamilton al principio de la carrera y no le sancionaron)  y se salta la chicane. Sigue por delante y empieza el bochornoso espectáculo de Ferrari.

 

Vettel grita como si le arrancaran un miembro. Se ve encerrado por los dos Red Bull. Nota la conspiración mundial contra su persona. Reclama la posición. Vocifera una encerrona de Max y Ricciardo. Y, de repente, las cámaras enfocan a su jefe. La cara de Maurizio Arrivabene estaba descompuesta. Su densa, plateda y engominada mata de pelo se erizaba ante tal “atraco”. Hacía gestos de total indefesión. Que falta de señorío. Comprendí la actitud de Vettel. Era la de su jefe. Todo encajaba. Arrivabene tiene el piloto que quiere tener. Impresentable. Es una pena que en Ferrari estén estos personajes. Y lo peor no había llegado…

 

Faltan tres vueltas y Ricciardo, el mejor frenador de la fórmula 1, y con ruedas blandas nueva, mete su Red Bull por dentro. Vettel lo ve y cambia de trayectoria intencionadamente. Ambos se tocan y el alemán saca ventaja. Sigue por delante. Todo ello hace que Verstappen se distancie. El equipo le dijo a Max que a lo mejor debía ceder posición a Vettel pero como no era decisión oficial, el holandés mantuvo su tercera plaza. Cuando Vettel entraba cuarto soltó la bajeza más grande que jamás escuché en fórmula 1. Literalmente mandó al Director de Carrera, Charlie Whiting, a tomar por… Incalificable. Mi hija de trece años estaba viendo el final de carrera a mi lado y habla inglés. Al escuchar los insultos de Vettel mi miró asombrada. Ahí lo dejo…

 

Termina la carrera y comienza el sainete de la FIA. Hamilton gana, Rosberg llega segundo y Verstappen tercero. Vettel sitúa su monoplaza en paralelo con el de Max y ambos se intercambian gestos de reprobación. Los dos Mercedes llegan a la zona del estadio y colocan sus coches. Max hace lo mismo. Suben al podio y le comunican a Verstappen que se vaya de allí. Que tiene una sanción de tiempo y que Vettel es tercero. El alemán corre a la ceremonia de entrega y cuando le están dando el trofeo la FIA anuncia una investigación entre lo ocurrido con él y Ricciardo. Pasan un par de horas y también sancionan a Vettel dándole el tercer puesto al australiano.

 

Creo que no se tuvo que llegar a esto. Todo era sancionable segundos después de lo ocurrido. Hamilton mereció sanción por lo que hizo en la primera vuelta y no pasó nada. A Verstappen sí le castigaron por lo mismo, y estaba muy claro que Vettel cambió su trayectoria para chocar con Ricciardo. Lo que sí tengo muy claro es que Vettel merece una sanción ejemplar y además tiene que disculparse públicamente, o al menos, hacerlo con mi hija.

 

Total, que Hamilton y Rosberg tienen una distancia de 19 puntos a falta de dos carreras. McLaren esta vez nos dio la de arena. Ferrari está descompuesto y Verstappen entretiene mucho. Un gran premio muy futbolero, desgraciadamente.

 

Próxima estación, Brasil.

 

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