Nos llega la noticia de que el Parlamento de Rusia ha admitido a trámite una propuesta que si se aprueba va a permitir dar alguna que otra bofetada a la mujer o a los hijos , sin que se considere delito. Se despenaliza la violencia doméstica. No será ni siquiera falta. Con total desfachatez. No sabemos si se incluye a las mujeres que maltratan, pero ciertamente la proposición es en sí horrible, estremecedora
El profesor Lorente Acosta, médico forense con gran experiencia en situaciones de violencia familiar, publicó hace unos años un libro con el tremendo título » Mi marido me pega lo normal» ,frase que ha tenido que oír mas de una vez en su consulta. Ha dedicado la obra a todas las mujeres que reivindican una sociedad mejor para mujeres y hombres a todos los que sufren con cada golpe y mueren un poco con cada mujer asesinada, «por seguir en el empeño y servirnos de ejemplo.» La gran psicóloga Sra. Congost dice en una frase al respecto, muy convincente: no te engañes, «si te duele, no es amor»
La infravaloración de la mujer como miembro de la sociedad, viene de lejos. Siempre hemos de recordar que a pesar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1789 ,”los Derechos Universales” solo se concedían a los hombres.
Hasta 1918 las mujeres alemanas no consiguieron el derecho al voto . Otras muchas mujeres a veces poco recordadas han luchado desde principios de siglo por la mejora de las condiciones de vida de la mujer trabajadora ( si bien hablar de mujer trabajadora es una redundancia) todas o casi todas las mujeres trabajan en el hogar en jornadas sin horario, sin descanso y sin salario y además muchas realizan una actividad laboral fuera del hogar, doble tarea ,verdadero pluriempleo. En una viñeta del humorista Forges una mujer viejecilla, de esas que él saca, le decía a otra: Desde que me liberé cuanto más me realizo más me arriñono”. Qué bien descrita está la situación en tan pocas palabras.
En otros paises,por ejemplo en Francia el clima tampoco era propicio en los primeros años del pasado siglo. Cuando una escritora existencialista, Simonne de Beauvoir se atreve a escribir un ensayo intentando demostrar la igualdad de todos los seres humanos diciendo «si todos los seres nacen con plenos derechos porqué las mujeres, más de la mitad de la humanidad son relegadas….y añade cualquier hombre mediocre se cree un semidiós frente a una mujer” fue muy criticada . Su obra titulada el Segundo Sexo vendió miles de ejemplares se tradujo incluso al japonés, aunque en Estados Unidos algunos editores censuraron determinados capítulos.
En España también sufrió desprecios doña Clara Campoamor intentando conseguir el derecho a votar, negado inicuamente por muchos parlamentarios. No hay que dejar de destacar la lucha de muchas mujeres que reivindican la igualdad. Debemos recordarlas siempre aunque las califiquen de pesadas y plañideras por reiterar su derecho y exigir que la sociedad rechace cualquier discriminación, incluso las mínimas tales como la publicidad que relega a la mujer al espacio doméstico. No hay manera de erradicar ni siquiera los anuncios en los que parece como si el resplandor de la ropa , la preparación del sopicaldo o las meriendas de los niños, fueran sus únicas preocupaciones.
Nada menos que seis mujeres han sido asesinadas en el pasado mes de enero por sus parejas y es que la agresión a la mujer en sus diferentes formas, se considera como un síndrome que le hace distinta a otras maneras de agresión. Pero el maltrato es exactamente igual, se produzca en un ámbito o en otro. La violencia doméstica, que sufren especialmente las mujeres, tiene su base en un concepto patriarcal que pretende que la mujer permanezca en el lugar designado para ella y contribuye a mantener la escala de valores establecida, aceptando la sumisión y ello permite que se dé menos importancia al problema por pertenecer al terreno privado. Las agresiones se consideran como hechos aislados que no pueden perturbar el orden social,se reservan a la esfera del hogar, suceden detrás del muro de la vergüenza que es el recinto del hogar. Además si la mujer lo sufre es porque no le importa. Se entiende que si no denuncia, ni pide ayuda como sucede en múltiples ocasiones, es que es incapaz de expresar sus sentimientos o resolver sus conflictos. La culpa es de la víctima y así se tranquiliza la conciencia colectiva. Este ha debido ser el criterio de la propuesta al parlamento que hemos citado.
Hoy en este siglo XXI siguen latentes varios objetivos para alcanzar la igualdad, que nunca llega: pagar el mismo salario por igual trabajo , el reparto de las tareas del hogar y las dificultades para acceder a las posiciones de verdadero poder, por ejemplo a los Consejos de Administración de las empresas, que demuestran lo difícil que es cambiar la mentalidad.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN