Tengo tres o cuatro ideas a las que he sido fiel y leal a lo largo de mi vida política y a las que nunca renunciaré: igualdad de oportunidades, de género, lucha contra la exclusión social, la escuela, la sanidad… Lo demás se puede acordar. Una de ellas es que sin libertad real de información y de opinión la democracia es imperfecta. Por eso cuando recibo críticas, comentarios, opiniones contrarias a lo que intento cada día proponer o hacer, desde los medios de comunicación, no solamente no me molesta sino que me hace sentirme orgulloso de vivir en una región donde se opina de manera tan libre.
Ahora que TRUMP ha inaugurado una nueva etapa en las relaciones de la política y los medios de comunicación, quienes creemos de verdad que sin prensa libre no hay democracia, tenemos que reivindicar la idea que debería estar en el frontispicio de todas nuestras escuelas. Sentirse libre para criticar a un presidente sin que nadie llame a continuación, es una necesidad democrática.
Me propuse al inicio de esta legislatura que los medios de comunicación se pudieran sentir realmente libres. Pregunto a sus responsables y me dicen que así lo sienten y así se sienten. Hablo con los periodistas y me dicen que así lo sienten y así se sienten. Si alguno no lo comparte, lo espero mañana para hablarlo. Tienen mi teléfono.
