Las páginas web deben estar almacenadas en un servidor web (hosting = almacenamiento), además de tener su propio nombre de dominio. Sin ambos requisitos no puedes publicar tu sitio en Internet.
En un artículo anterior hemos explicado la necesidad de contratar un servicio de alojamiento web y explicábamos cómo elegir un hosting. Recientemente hemos vivido en segunda persona una experiencia muy ilustrativa de cómo no debes actuar en este tema.
No contrates dominio sin alojamiento
Uno de nuestros clientes decidió trasladar a otro proveedor su dominio, que habíamos gestionado para él desde que le hicimos su nuevo sitio web. Su “amigo informático” le mal-aconsejó hacerlo, sin decirle (quizá no lo sabía) que además el dominio tiene que “apuntar” a un alojamiento web (hosting). Por tanto, sus páginas web dejaron de existir en Internet, con la correspondiente pérdida de posibles clientes, que acudirían a sus competidores.
Pero además, desaparecer de Internet implica que Google le borre de su buscador, ya que las páginas web que no existen no deben aparecer en sus listados. Si el fallo hubiera sido puntual, por una avería temporal del proveedor de alojamiento, o una caída de determinadas redes, Google habría detectado la reanudación del servicio y habría mantenido su sitio web en su base de datos. Pero cuando el famoso “error 404, No encontrado” se repite en diferentes fechas y horarios, el buscador deja de incluir el dominio que ya no está operativo.
Novatos o profesionales: lo barato sale caro
Es comprensible que los que no entienden de diseño web, queden prendados de las ofertas de diversos proveedores de posting que anuncian dominios a precios muy económicos, en la clásica estrategia de “producto reclamo”, sin hacer constar explícitamente que un dominio sin alojamiento no sirve para publicar tus páginas web.
De hecho, varios nuevos clientes nos llegan después de haber contratado dichas promociones, y, para poder aprovechar esos dominios baratos, han tenido que pagar un alojamiento a un precio relativamente alto, que, junto al del dominio, le ha salido más caro que si hubiera contratado un pack de dominio + alojamiento.
Es como si yo, que soy un absoluto ignorante en bricolaje, voy a una gran superficie, compro una buena oferta de suelos de parquet, y después contrato a un técnico para que lo instale en mi vivienda. Quizá descubra que el material que he comprado no es compatible con mis necesidades o resulte una opción peor que otras. Es posible que haya desperdiciado mi dinero o que implementar esos suelos exija un gasto mayor del que habría tenido que realizar si hubiera pedido consejo a un profesional antes de la compra.
Pero aunque contrates un dominio en la empresa más barata y un alojamiento en otra, es posible que no puedas hacer que ambos funcionen conjuntamente; a menudo ocurre así, por decisiones comerciales de una de las empresas. En otros casos, quizá sea posible, pero requiera de conocimientos técnicos que no posees.
Por eso en Diseño Web Global ofrecemos a nuestros clientes gestionar para ellos la contratación de dominio y alojamiento, y la configuración técnica que se requiere para cubrir las necesidades del cliente. Entre otros, crear direcciones de correo electrónico, cuentas de FTP, redirecciones, bases de datos, gestionar las DNS y otras labores muy técnicas que un profano lógicamente desconoce.
Nuestras tarifas incluyen los costes de la empresa proveedora de dominios y hosting, y nuestros honorarios por las tareas técnicas. Así, nuestros clientes no deben perder su valioso tiempo intentando gestionar complejos paneles de control y comprendiendo términos técnicos incomprensibles para el común de los mortales.
Como en el cine, nuestra historia termina bien
Habíamos dejado a nuestro antiguo cliente con un dominio sin alojamiento, y un sitio web invisible. Lógicamente, le expliqué por qué no estaba haciendo bien las cosas, y cómo resolverlo.
Con buen criterio, decidió esta vez que un profesional se encargara de arreglar su desaguisado, y me puse manos a la obra. En un par de horas sus páginas web estuvieron de nuevo accesibles en todo el mundo, aunque, como es lógico, tuve que cobrarle los costes del alojamiento que contraté para él, más mis honorarios por todas las gestiones administrativas y tareas técnicas de poner en marcha de nuevo todo el sistema. En total, la operación le costó casi al doble del precio de la renovación que yo le había ofrecido en su día.
Recordemos que, al no estar su sitio disponible durante bastante tiempo, había desaparecido totalmente del buscador (antes estaba el primero en las palabras clave más importantes). Por suerte, unos días después de publicar el sitio web en mi servidor, volvió a aparecer en las búsquedas, aunque aún no ha recuperado la primera posición. Necesitará invertir en posicionamiento web SEO para recuperar su puesto privilegiado.
Conocido es el dicho de “Virgencita, que me quede como estoy”; desde luego que es bueno mejorar, pero no lo hagas mal, porque acabas averiando lo que antes funcionaba y te generará gastos y problemas adicionales, ¿no es así?
Fernando Sánchez Gómez
Cliparts: www.freepik.es y www.pixabay.com