CARNAVALCACERES
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El guardián de las doncellas, carnaval medieval en Cáceres del año 1.995 de noche y en la plaza de Santa María. Im: J.Angel Martínez. Facebook.

Cuando el personal marcha de un lugar hacia otros para divertirse, una y otra vez, año
tras año, algo no va bien en ese lugar, divertidamente hablando. Con esto ocurre como
con otras muchas cosas de la vida, que nadie las quiere o las hace, pero suceden. Si en
carnavales las personas de un lugar van en busca de otros, cerca o lejos, pero fuera,
quiere decir que los propios no le gustan demasiado. Por más que se empeñen un grupo
de amigos o conocidos, con toda su energía y pasión.

Hace tiempo que Cáceres lo sabe. Allá por los años 90 parece ser que resurgió un cierto
deseo de organizar este tipo de fiesta y el ayuntamiento colaboró al respecto. Seriamente.
Instauró un concurso de disfraces con excelentes premios y apeló a la alegría y vitalidad
de un festejo específico que necesita de todos para hacerse visible, porque en él no
puede encargarse a una empresa para que organice una cabalgata o un desfile como
pasa en otros eventos. Aquí se supone que es el pueblo el que sale a la calle a reivindicar
y reírse de medio mundo, antes de entrar en cuaresma. Y lo hace, disfrazado, según su
leal entender y su economía doméstica.

Y quizá esos sean los tres grandes aspectos de los que casi nadie habla con propiedad:
que la economía no está para muchos despliegues, que el ayuntamiento no ayuda
demasiado y que el cacereño no necesita disfrazarse en unas fechas específicas porque
casi siempre va disfrazado, disfrazado y prudente, para no molestar a nadie.

Los carnavales de este año 2019 no han contentado a muchos. Ni siquiera a los propios
inductores. Acudieron a los desfiles programados, niños de la etapa escolar y el paseo a
través de Cánovas se convirtió en una actividad más de la escuela, hecha con mucho
mimo y con las madres y padres apoyando, como debe de ser, y los abuelos visionando y
admirando, desde ambos lados de la calle.

Tampoco la carpa de plástico transparente ha recibido muchos elogios, sita en mitad de la
plaza, usurpando todo el espacio, ni la música dentro de ella, ni siquiera el pregonero del
pregón (que no ha merecido ni un solo apunte alusivo de nadie) ni los que siempre
acompañan al pregonero. Todo resuelto con cuatro euros y sin ningún atractivo,
comentan. Es una lástima que los jóvenes y menos jóvenes (con ganas de divertirse) se
vayan a los pueblos cercanos por encontrar en ellos mayor diversión de la que hallan
aquí. Véase el éxito de “fiesta de la patatera” o el “Peropalo”.

En Cáceres existió,en otros tiempos, el llamado “carnaval medieval” organizado por la
universidad popular con sus trajes de caballeros y damas, señores principales de la villa,
guardados durante todo el año en dependencias municipales y que sirvieron para vestir,
entre otros, a las y los responsables de los proyectos educativos dentro del entorno del
casco histórico. Muchas personas se acercaban hasta allí, el lunes medieval y se
tomaban un coquillo y una copita en honor de San Carnal. Pero como digo, la corporación
lo quitó sin más, como tantas otras cosas que fenecieron sin que los cacereños le dieran
importancia alguna.

Y así poco a poco se ha ido logrando esta especie de simulación, que a nadie satisface, ni
a los que apuestan por esta fiesta, ni mucho menos a los que no sienten ninguna afición
por ella y que aprovechan en ocasiones estos días de vacaciones escolares para marchar
de la ciudad. Y todo es gris, aquí. Incluso en Carnaval.

CONTEXTO ACTUAL  es un Grupo de análisis político y social, formado por especialistas en diversas materias, de carácter crítico, preocupado por la situación actual.


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