MINA 1
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Lo más interesante de la desaliñada manifestación contra la mina, contra todas las minas y Valdecañas, y contra todo lo que suponga actividad económica, desarrollo y empleo en Extremadura, era la animada tamborada, no sé si contratada o desinteresadamente participativa.

Era patético ver a un grupo de pocas personas, quinientos dicen ellos, no más de cincuentas juntas y de una vez, convocadas por nada menos que quince organizaciones, quince, lo que significa que, en cálculo matemático, no tocaban a más cuatro, o cuarenta participantes por convocante. Espaciados para ocupar espacio, sobrados de distancias entre ellos para parecer que ocupaban la calle, lo único interesante era la animada tamborada, con muy buena coreografía, algunos dándolo todo, melena incluida, en un espectáculo que según se comenta, tuvo su esplendor a su paso por la plaza de América, vulgo Cruz de los Caídos, en Cáceres.

Oigan, pedían no a la mina en Cáceres, y no a la mina en Cañaveral, y no a Valdecañas, y no a todo lo que se pongan, bien aderezados por los podemitas, ahora en Sumar, los mismos comunistas que acaban de cerrar el centro LGTBI de Pekín, en China, sí en China, donde una férrea dictadura comunista gobierna el país sin pudor alguno.

Estos totalitarios, que pierden elección tras elección con peores resultados, no dejan pasar tres días para, pasadas estas, se arrogan la representación del pueblo para no pedir, sino exigir lo que les venga en gana, ello desde un alto concepto de si mismos y de un insoportable prejuicio de superioridad moral que creen tener por el simple hecho de sentirse de izquierdas, eso si bien aburguesados para lo del buen vivir, buen yantar y buen holgar, como no.

Déjennos en paz de una vez, no representan más que a sus votantes y el resto es mucho más. La mina es el futuro de Cáceres, como lo fue en el siglo XIX, llueve sobre mojado, una explotación minera equilibrada, bien proyectada, con las garantías y medidas correctoras necesarias, todo ello en el marco legal y tecnológico del siglo XXI es un motor de primer orden para una ciudad que sestea pero que no renuncia a ser plaza de turistas de un día, funcionarios, jubilados y gentes de paguitas diversas sin trabajar, quizás los que se manifiestan, pocos a Dios gracias, no quieren el futuro por no tenerlo en un escenario de desarrollo y progreso… progreso de verdad, que los que se dicen progresía no hacen más que mirar por el retrovisor.

Bienvenida sea la mina, la de Cañaveral también, y una docena más de Valdecañas, hacen falta y hay sitio.

HUGO DE ANDRADE


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