Acaba de publicarse el Real Decreto 902/2020, de 14 de octubre que establece una regulación para sancionar las discriminaciones que siguen sufriendo las mujeres, entre ellas la llamada brecha salarial, es inexplicable que se remunere menos a la mujer que al hombre por realizar igual trabajo. Hay que señalar que las normas que prohíben esta desigualdad son muy numerosas. Ya el artículo 14 de la Constitución del 78 prohibía cualquier discriminación por razón de sexo.
Hay que recordar que las mujeres españolas tuvieron durante el siglo XIX y principios del XX, grandes dificultades para poder elevar su nivel cultural, ni siquiera tenían la posibilidad de acceder a la Universidad. Era como si la sociedad no quisiera que se alejasen de su clásico destino, cuidar de su hogar. Carolina Coronado dijo con tristeza que solo había podido estudiar “la ciencia del pespunte y del bordado” aunque con su esfuerzo consiguió ser una estupenda escritora.
Fue en la Facultad de medicina donde se inició el alumnado femenino. Una de las primeras matriculadas fue Trinidad Arroyo Villaverde, nacida en Palencia en el año 1872 que llegó a la Universidad gracias a su tesón y al de su padre. A los 13 años solicitó el ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza que denegó su solicitud porque era mujer, el padre presentó un recurso y tuvo que ser admitida: una Orden de la Dirección General de Instrucción Pública, acordó que se admitieran “a la matrícula y examen las señoritas que lo solicitaran”. El 23 de septiembre de 1882 realiza el examen de ingreso y aprueba con gran calificación.
Al terminar el bachillerato se matriculó en la facultad de medicina. Desde 1888 a 1895 cursó la carrera presentándose al Doctorado en Madrid y estudia la especialidad de oftalmología. La Dra. María Gloria García del Carrizo publicó la historia de esta valiente mujer.
Cuando se habla de discriminación no hay que olvidar a esta y otras magnificas profesionales que abrieron la senda de la igualdad luchando contra la sociedad, como fue Concepción Arenal que para ser admitida en la facultad de Derecho tuvo que hacerse pasar por hombre, se cortó el pelo y vistió con capa y sombrero .Es encomiable como se defendieron del ambiente que les tocó vivir y lucharon con firmeza por su vocación. Es verdad que “se hace camino al andar” pero las mujeres tienen que salvar miles de obstáculos. Por ejemplo en 1938 consta que las limpiadoras de la Universidad de Harvard se manifestaron por recibir menor salario que los trabajadores.
A pesar del tiempo transcurrido y de las numerosas leyes, la menor retribución a las mujeres persiste en muchas situaciones. Las normas de diverso rango que proscriben la desigualdad son variadas. El reciente Real Decreto garantiza la efectividad del principio de igualdad de retribución por trabajos “no solo iguales ,sino de igual valor” concepto importante que ya consagró el Convenio 100 de la Organización Internacional de Trabajo en el año 1951 y entre otras muchas la Directiva 2006/54/CEE del Parlamento Europeo que incorporó este principio de igualdad ,que como reseña el nuevo Real Decreto ha dado lugar a una “voluminosa” y consolidada doctrina jurisprudencial del Tribunal de Justicia de la Unión con la exigencia de “transparencia al empresario para justificar una eventual diferencia retributiva entre hombres y mujeres”. En el ámbito laboral se imponía este mandato también en el artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores de 1980, modificado por Real Decreto ley 6/ 2019.
Un aforismo romano atribuido a Tácito decía: pessima república, plurimae leges, muchas leyes, pésimo gobierno. De nada sirve tan amplio espectro normativo, hay que educar profundamente en la igualdad y corregir todas las subrepticias discriminaciones indirectas, que son muchas, requiriendo que se aplique la Ley que exige procurar una silla a todos los trabajadores, especialmente para prevenir futuras lesiones en el embarazo, el reconocimiento del trabajo a tiempo parcial y tantas situaciones que se resisten a la verdadera igualdad. Está bien concretar todo lo que debe tenerse en cuenta en la nueva Norma porque es triste que haya que luchar tanto para conseguir lo evidente, la justicia.