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EXTREMADURA ALGO MÁS QUE CÁCERES Y BADAJOZ

OPINIÓNEXTREMADURA
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Cada cierto tiempo aparece en los medios de nuestra Comunidad algún comentario sobre la consabida desigualdad  entre las dos provincias que conforman Extremadura. Es un tema recurrente que aflora cuando algún acontecimiento lo sugiere como ahora la pandemia de marras.

Extremadura y  Canarias son  las únicas comunidades biprovinciales de España. En la comunidad insular la existencia de los cabildos y la alternancia de la capitalidad entre Santa Cruz y Las Palmas palía bastante las posibles diferencias, sin embargo en Extremadura el que la capital esté en la ciudad de Mérida (provincia de Badajoz) y que nuestro Estatuto de Autonomía reparta los escaños de la Asamblea en función de la población de cada provincia ya crea una cierta asimetría que lógicamente perjudica a la provincia menos poblada. Ser una comunidad con dos provincias no es una buena idea pues siempre la más poblada y la más potente económicamente hablando se impondrá como ha ocurrido según denunciaba el artículo de José Ignacio Sánchez.

Desde algunos partidos y colectivos se han hecho propuestas que nunca han ido a ningún sitio. Izquierda Unida y una parte del Regionalismo plantearon que Extremadura se convirtiera en una única provincia lo que haría que, de no crearse otros estamentos administrativos, desaparecieran  las Diputaciones y que  Cáceres y Badajoz dejaran de ser  capitales de provincia. Una única provincia de 42.000 Km2  tendría muchos problemas para hacer accesibles los servicios básicos a los ciudadanos aunque eso sí, sería circunscripción electoral única.

También hace relativamente poco tiempo una asociación denominada ASISEVA pedía que la Siberia, la Serena y las Vegas altas se convirtieran en provincia segregándose de Badajoz, razones de tipo económico, social y territorial abalaban esta pretensión.

Pero la más antigua reivindicación para convertirse en provincia es la de Plasencia que ya en el siglo XIX personajes como el cabezueleño  Evaristo Pinto y el placentino José García Mora (cura Mora) cada uno por su lado  lucharon con poco éxito, gracias a la oposición de los  diputados y prebostes de la capital cacereña, para que el norte de Extremadura se convirtiera en una provincia cuya capital fuera Plasencia.

No quiero olvidarme en esta perorata de aquel partido político “cacereñista” que estuvo a punto a finales de los noventa del pasado siglo de aparecer en la escena política de la Comunidad liderado por el que fue diputado regional el cuacareño Eugenio Hornero para defenderse de la opresión pacense  y que finalmente no salió adelante.

Como decía, este es un tema recurrente y, al menos a mí, no me cabe duda de que ser una comunidad biprovincial tiene más inconvenientes que ventajas tanto desde el punto de vista  político como socioeconómico y más si la extensión es tan grande. Uno de los principales problemas de esta Comunidad  y que más recursos consume  es la accesibilidad de los ciudadanos a servicios básicos como la sanidad, la educación, la cultura y la dependencia además de la lejanía, por la dispersión de la población, a los servicios administrativos.

La falta de equidad en las inversiones entre las dos provincias es bastante evidente como lo es también en la provincia de Cáceres la diferencia de inversión entre la capital y el resto de la provincia. Seguramente Plasencia ha sido la más perjudicada por las decisiones políticas y especialmente económicas desde que somos comunidad autónoma. La fusión de Caja Cáceres con Caja Plasencia para convertirse en Caja Extremadura hizo que se desmantelara la entidad placentina, bastante más fuerte económicamente, y se llevaran los servicios centrales a la capital provincial junto con decenas de trabajadores y sus familias lo que fue un auténtico “palo” a la Ciudad del Jerte.

A lo mejor habría que plantearse que Extremadura es algo más que Cáceres y Badajoz  y que no estaría mal plantearse otra división administrativa dentro de la Comunidad.

 


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