Françoise Bornet, la mujer que protagonizó la famosa fotografía “El beso del hôtel de Ville” de Robert Doisneau, falleció a los 93 años en Évreux, Normandía, el 25 de diciembre, debido a un accidente doméstico. Su muerte no fue informada hasta días después en la prensa francesa.
Bornet, junto a su entonces novio Jacques Carteaud, fueron inmortalizados en una imagen en blanco y negro tomada por Doisneau en la primavera de 1950. La foto formaba parte de un reportaje encargado por la revista Life para mostrar la alegría de vivir en París después de los horrores de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Doisneau, un fotógrafo emblemático del siglo XX, contrató a los actores para el reportaje y los hizo posar en diferentes lugares reconocibles de París. La foto, como ocurre a veces en la historia de la fotografía, cayó en el olvido después de su creación. Bornet y Carteaud terminaron su relación y ella continuó su carrera en el teatro, casándose finalmente con Alain Bornet.
En 1988, una revista francesa recuperó la imagen, lo que provocó un resurgimiento de su popularidad, ayudado por la reproducción masiva de postales, pósteres y tazas que mostraban el apasionado momento de la pareja, simbolizando el París romántico.
Sin embargo, el éxito de la foto trajo problemas a Doisneau cuando Bornet intentó reclamar en 1993 un porcentaje de los ingresos generados por la foto. La justicia francesa lo denegó, argumentando que su rostro no se reconocía claramente ya que estaba cubierto por el de Carteaud. Annete, la hija mayor de Doisneau, declaró en 2016 que aquel juicio le costó a su padre la salud y la vida.
Doisneau, marcado por la temprana muerte de su madre y el trato áspero de su madrastra, era un autodidacta con un don para ganarse a las personas que retrataba. Su fotografía se caracteriza por la búsqueda de la belleza en las escenas cotidianas, y aunque retrataba a gente humilde, siempre resaltaba su dignidad. Publicó su primer reportaje en 1932, sobre el Rastro de París, y luego trabajó como fotógrafo industrial en una fábrica de Renault y como reportero en la agencia Rapho.
Para los amantes de la fotografía, quedan sus libros, como “Las afueras de París” e “Instantáneas de París”, y la imagen del que quizás es el beso más famoso de la historia.