Aunque el vial donde figura la avenida que ya lleva su nombre – barriada Cáceres El Viejo – fue posible gracias a su gestión, sería cuanto menos llamativo que solo se quede en eso, si analizamos y valoramos la labor que Carmen Heras Pablo desarrolló durante sus cuatro años de mandato municipal, 2007-2011, amén de su gestión como diputada nacional en las Cortes o dirigiendo la Facultad de Formación del Profesorado, por citar tres de los muchos aciertos sumados, y sobre todo, su empeño en que la ciudad que la acogió siendo tan joven, se impulsara a las alturas en lo social y cultural, fundamentalmente o que en el partido que militó tanto años sembrara lecciones de honestidad y entrega a raudales.
Es obvio que Carmen Heras no fue, ni es, tratada como ella mereció o merece aunque en estos tiempos se reconozca su figura con perpetuar un rincón de Cáceres, curiosamente denominado El Viejo, a su figura que de siempre ha emanado lozanía y progresismo, siendo la juventud uno de los pilares de su gestión política y humana. Curiosidades del destino, que se dice.
Así, las cosas, el ayuntamiento de Cáceres, en pleno acierto, ha dedicado cuatro zonas de la ciudad a otros tantos alcaldes, siendo la última y primera alcaldesa, a quien nos referimos, Carmen Heras Pablo, que en este pasado viernes recibió el cariño de familiares, su hijo Daniel vino expresamente desde México a ello, amigos y compañeros de legislatura municipal, además de otros muchos ciudadanos que se acercaron a la flamante avenida con su nombre, a acompañarla en tal emotivo acto.
Discursos del alcalde Luis Salaya, del urbanista Miguel Hurtado, de la activista Ana Manjón, de su propio hijo Daniel, glosaron la figura y los valores que atesora Carmen Heras, en todos los aspectos, político, social, humano y familiar y la brillante huella dejada, para cerrar ella misma, con el consiguiente agradecimiento al ayuntamiento por la distinción y a los asistentes por su compañía.