La palabra posverdad está de moda y parece que va a incluirse en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Debía también tenerse en cuenta, la palabra posmentira. Se trata de valorar las falsas noticias, acusaciones infundadas, calumniar sin reparo alguno. Jean François Revel en su obra “el conocimiento inútil” mantuvo que la primera fuerza que dirige el mundo es la mentira. Algo de cinismo tiene la reflexión. El enemigo del ciudadano no es el mismo, antaño era la ignorancia y hoy es la mentira.
Es muy conocida la paradoja del mentiroso que expuso el filósofo griego Epiménides en el siglo VI antes de Cristo. Al gran pensador se le ocurrió afirmar que todos los cretenses eran mentirosos y lo curioso es que él era cretense. Han pasados siglos y sigue intentándose averiguar si decía la verdad y entonces era mentiroso pues todos los cretenses lo eran o bien no era mentiroso y por tanto lo afirmado era verdad. La explicación genera múltiples contradicciones .Parece que Crisipo, de la escuela estoica dedicó tres volúmenes a resolver esta paradoja, incluso San Pablo de Tarso en su carta a Tito, se decidió a manifestar que “era verdadero ese testimonio.” También San Agustín estudió la contradicción sin llegar a las 14 soluciones de Pablo de Venecia pero no encontraron la respuesta.
En el año 1712, Jonathan Swift escribió una obra titulada “el arte de la mentira política”. Defendía que mentir es hacer creer falsedades al público pero que pueden justificarse si conducen a buen fin .Cree que algunas mentiras pueden ser saludables. Se habla también de mentiras de segundo grado utilizando la técnica maquiavélica, como dijo Hannah Arendt.
Swift se atrevió a clasificar las mentiras políticas en varios tipos. Comienza por analizar los libelos difamatorios que degradan la reputación de los que ostentan el poder, contempla también las promesas que proliferan en tiempos electorales y las mentiras de traslación: traer al presente hechos históricos que se desfiguran con absoluta desfachatez. La mentira que se extiende deliberadamente en política no se improvisa, se predetermina, se cultiva, se sopesa, se estudian sus resultados .Así lo expresa en su obra en la que mantiene que la mentira se extiende, penetra y termina por prevalecer. Aunque se refiere a los políticos de su tiempo, sus opiniones siguen vigentes. El profesor Jean Jaques Curtine ha manifestado que en el siglo XX la mentira ha entrado en la fase del consumo masivo, en la electrónica .Nuestro tiempo ha sido el siglo de oro de la mentira política y a su vez hay debate sobre ella y se produce el desenmascaramiento de la misma.
La famosa paradoja del mentiroso se ha estudiado innumerables veces .Se volvió a ella cuando se creó el primer ordenador en el año 1947.Dos estudiantes de la Universidad de Harvard y un equipo de investigadores pidieron a la máquina recién descubierta, una solución de la paradoja formulada por Epiménides,la pantalla osciló hasta colapsarse sin dar ninguna solución. Con posterioridad el gran matemático Kurt Gödel creador del teorema de la incompletitud estudió la paradoja sin obtener respuesta.
Algún escritor español se ha pronunciado a propósito de las mentiras de los políticos manifestando que los gobernantes de hoy son como los cretenses, si mienten no debemos tener sus promesas como verdaderas pero si aceptamos que son mentirosos ,dicen la verdad cuando mienten. Ya lo dijo, Tierno Galván cuando mantuvo que las promesas electorales están para no cumplirse.
De todas formas no sería justo considerar mentirosos a todos los políticos, son muchos los que no utilizan la mentira política aunque algunos intenten convencer a los ciudadanos utilizando falacias legislativas, promesas que no pueden cumplirse. Han hecho de la mentira su forma de triunfo, pero no hay que engañarse, los pueblos saben apreciar cuando estamos ante la verdad política y más tarde o más temprano piden cuentas a los políticos que engañen.
La autora es Académica Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación