El día 20 de noviembre es una fecha que se dedica todos los años a los niños del mundo para llamar la atención sobre la situación de tantos menores que sufren, dar a conocer los derechos de la infancia y sobre todo, concienciar a las personas de la importancia que tiene trabajar por el bienestar y el desarrollo de seres tan vulnerables.
Tras la primera guerra mundial –hace ahora cien años que se firmó el armisticio que dio fin a la guerra- la sociedad tuvo conciencia de los horrores que habían sufrido y las consecuencias tras la horrible contienda. La liga de las Naciones y la Declaración de Ginebra reconoció los Derechos de los niños, que no tenía carácter vinculante. La Asamblea General recomendó en 1959 destinar un día a fomentar la fraternidad entre los niños y las niñas del mundo y a promover su bienestar con actividades sociales y culturales. El texto final fue La Convención Internacional que se aprobó en 1989. Es el Tratado más ratificado de la historia.
Se ha declarado ese día, concretamente el 20 de noviembre, para poner de relieve que todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar en el que hayan nacido. Sirve también para hacer un llamamiento a todos los países del mundo sobre la situación de los más pequeños.
Es verdaderamente terrible reconocer que sigue existiendo la esclavitud infantil. Siempre hay que acordarse del niño cristiano paquistaní, Iqbal Masih, vendido por su padre a la edad de cuatro años para conseguir la cantidad de 600 rupias que debía a un acreedor. Desde ese día tuvo que trabajar con máxima dureza. Fue vendido varias veces y luchó por su liberación y la de todos los niños esclavos lo que le costó la muerte. Le asesinaron por rebelarse contra la injusticia.
Siguen existiendo malos tratos flagrantes como sucede cuando se obliga a trabajar a los niños de corta edad, tan indefensos, en actividades crueles y tantas otras iniquidades como los malos tratos familiares y se mira para otro lado ante la mutilación genital de las niñas, aceptando que son prácticas incorporadas a ciertas creencias que no es posible erradicar. Son situaciones que, con frecuencia se ocultan en la ámbito doméstico y apenas tienen eco social.
Muchos niños son obligados a trabajar desde muy pequeños en labores duras como el de la fabricación de alfombras, de cerillas y otras tareas que pueden realizar sus minúsculos dedos en condiciones de esclavitud, y debemos clamar por los menores que se reclutan para el ejército. Elegir una fecha para recordar, sin duda, es una alusión al fracaso de la sociedad en cuanto a solucionar los problemas candentes del colectivo infantil pero es un aldabonazo que pone de relieve el interés por una causa. Y algo hay que hacer, al menos elevar la voz. Está bien dedicar aunque sea un día para que sean expuestos los sufrimientos de muchos niños e intentar que se erradiquen estas horribles prácticas.
Precisamente se ha dedicado también una fecha que conmemora el día Internacional de Tolerancia Cero contra la ablación de los órganos genitales de las niñas .La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica que sigue en vigor en 29 países de África y se practica en Asia donde está normalizada. Los países desarrollados tienen que vigilar para que no se introduzca subrepticiamente esta espantosa costumbre.
Tenemos la obligación de luchar para que se acaben los tormentos, cualquiera que sea su origen, y los que se infligen a los niños y niñas sobre su pequeño cuerpo, son de lesa humanidad. La esclavitud y los malos tratos son siempre aborrecibles pero que los menores tengan que sufrir esas situaciones es absolutamente intolerable. Todas las organizaciones: Sindicatos, ONGS así como los ciudadanos de bien tienen que intentar la abolición de toda crueldad y promover acciones que consigan su bienestar y desarrollo. Unicef es una de las que trabaja para conseguir cambios en su vida y precisamente el Día Universal es un momento clave para sumarse al llamamiento mundial a favor de la infancia y de los menores que sufren.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN