El empresario Juan Bermejo, que liderara el CP Arroyo con evidentes vaivenes tanto deportivos como de gestión, pretendía adquirir la entidad cuyo actual propietario es el segedano Antonio Martínez Doblas, junto a otros inversores de la ciudad, pero de momento, ha quedado en el mero intento.
De una, cuanto menos peculiar reunión celebrada en un hotel de Malpartida de Cáceres en la tarde del pasado martes,a la que el máximo valedor de la operación, Juan Bermejo, no asistió, por encontrarse en Dubai, ni tampoco Martínez Doblas, en Sevilla, se desprendió que la compra del Cacereño era ya un hecho, y así se ha divulgado en diversos medios de comunicación.
El hecho evidente es que a fecha de hoy, no hay nada claro sobre ello. Mientras no esté la firma en el correspondiente documento, el abono de la cantidad que pide-exige Martínez Doblas – se dice, se habla, se comenta que es de un millón de euros, aproximadamente – y el traspaso de poderes, el equipo verdiblanco seguirá bajo el dominio del empresario segedano.
Es más, según Canal Extremadura Radio, » El futuro del CP Cacereño, en el aire. Las negociaciones entre Doblas, Bermejo y el grupo de empresarios cacereños, están rotas», apostillando otra información del mismo medio en la que se afirma que » Bermejo ponía algo más de la mitad del dinero necesario, pero el resto de empresarios locales sólo llegaba a poco más de la mitad pendiente».
Por otra parte, las posibles negociaciones de un grupo inversor extranjero, ubicado en el Reino Unido son pura quimera en la actualidad. Pero en el mundo del fútbol todo puede ocurrir y en cualquier momento puede surgir alguien que se decida a embarcase en tal complicada aventura.
Lo que ocurre es que cuando un club como el CP Cacereño está en Tercera División y con deudas consolidadas, con todo lo que ello conlleva, con un campo de fútbol privado en pésimas condiciones y con una afición que desde hace tiempo le ha dado la espalda, a lo que hay que sumar que las instituciones tampoco responden en la medida de las necesidades verdiblancas y las inflexibles exigencias de la actual propiedad, la solución a tales males no será con grandes remedios. Y esos grandes remedios concluyen en una sola frase: » Que se pague a Martínez Doblas el dinero que exige sobre la mesa «. Por cierto, mucho menos que todo lo que lleva invertido y gastado desde que se hizo con la riendas del casi centenario club de Cáceres en junio de 2008, cuando compró la propiedad al salmantino Félix Campo.