El pasado día 11 fue el aniversario del golpe de estado en Chile que terminó con decenios de democracia constitucional y con el legítimo gobierno de Salvador Allende. Deplorable de cabo a rabo, no cabe justificación alguna.
La citada fecha debe hacernos reflexionar sobre la facilidad con la que las democracias consolidadas de firmes principios mantienen relaciones de todo tipo con dictaduras conocidas y reconocidas, donde se persigue, encarcela y tortura a las personas por sus ideas, creencias o pensamiento, y donde la libertad de expresión no existe.
Quizás estamos en el momento de tomar una decisión al respecto, pues la libertad no puede venderse por razón alguna y sostener relaciones diplomáticas, comerciales o de cualquier tipo en condiciones de equidad con regímenes que impiden el libre ejercicio democrático de sus ciudadanos es una forma grosera de estar en el mundo.
Efectivamente la China comunista es una dictadura, Taiwan no lo es, es todo lo contrario, es una democracia en todo equiparable a la nuestra y la pregunta es: Por qué mantenemos embajada en la primera y no en la segunda?
Que hace el mundo libre frente a regímenes como el de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Arabia Saudí, Irán, Afganistán, China, Vietnam o Korea del norte? Contemporizar y comercializar? Mirar a otro lado? Y frente a Rusia, agresora de un estado soberano en el mejor estilo stalinista?
No cabe duda que la acción que se propone costará esfuerzos en todos los sentidos, sacrificios y complicaciones, pero una acción coordinada del mundo libre, potente y contundente, es el camino de la libertad.
En 1940 muchos pudieron ahorrarse sangre, sudor y lágrimas a cambio de una falsa seguridad, de haberlo hecho así, hoy la democracia no existiraí en Europa.
