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LOS PUNTOS CARDINALES, EL CORONAVIRUS Y “EL DE LA LEJÍA”

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En un artículo anterior, me planteaba los motivos por los que Portugal, nuestra nación vecina, ha logrado hasta la fecha unos resultados en la lucha contra la pandemia del coronavirus sensiblemente mejores que España. Argumenté diversas razones sociales y sobre todo políticas que intentaban explicar por qué nuestros vecinos lo habían hecho bastante mejor que nosotros.

Pero se me había escapado la causa última que justifica la diferencia. La Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que además es vicepresidenta cuarta del gobierno de España, en unas declaraciones realizadas al diario El País, ha dado con la clave de por qué Portugal ha alcanzado unos mejores resultados que nosotros en la lucha contra el SARS – CoV – 2 . De paso me ha abierto los ojos sobre la falta de visión que tuve en mi análisis anterior: La ministra asegura que los mejores resultados obtenidos por Portugal se deben a que dicha nación está situada más al oeste que España. Al parecer esa es la única y exclusiva razón de su triunfo sobre nosotros. Como puede inferirse es una razón de gran peso como corresponde a lo que se espera de una vicepresidenta cuarta de un gobierno.

Como la situación geográfica relativa entre Portugal y España es difícil que se modifique ni siquiera a largo plazo, la batalla la tenemos perdida “per saecula saeculorum”. Nunca superaremos a Portugal en la lucha contra el coronavirus. Ellos seguirán siempre al oeste de España. Al menos de momento. Salvo que algún meteorito venga y cambie las posiciones relativas entre nuestros países. Que todo es posible. Y en ese instante se producirá nuestra victoria.

El razonamiento de la ministra y vicepresidenta cuarta puede ser de gran impacto de cara a la opinión pública amiga y a la galería, pero totalmente inconsistente. Y se desmonta fácilmente. Grecia que se encuentra muy al este de España presenta unos resultados sensiblemente mejores que los nuestros. En fechas en las que nosotros teníamos una tasa de letalidad del 10,3 ellos la tenían del 4,7. Y Alemania o Austria que también están al este de España presentan tasas de letalidad a fecha 3 de mayo de 4,07 y 2,73 respectivamente. Nosotros de 11,62. Como se ve la situación geográfica no es la razón de la diferencia de resultados. ¿No será la causa que esos países al igual que Portugal, han actuado con más rapidez y eficacia que nosotros? ¿Tanto cuesta reconocerlo?

Esta ministra, que es inasequible al desaliento, sigue asegurando en la citada entrevista que “España está en la gama alta de éxito; otros han recomendado beber lejía”.

Veamos en qué consiste la gama alta del éxito. Dentro de los países de la UE de nuestro entorno la tasa de muertos por millón de habitantes, que es una ratio de comparación muy consistente, calculada a fecha 3 de mayo de 2020, nos coloca en el segundo peor lugar sólo por detrás de Bélgica (677,11). España tiene 538,28. Superamos a Italia (475,65), Reino Unido (422,09), Francia (369,4), Portugal (99,5) o Alemania (79,2). De los 44.000 sanitarios infectados en España, record mundial, mejor no hablamos.

Si esto es moverse en la gama alta de éxito que venga Dios y lo vea. Yo no sé qué extraño concepto tiene del éxito la vicepresidenta. Puede que hable para sus fieles creyentes que a partir de ahora irán repitiendo “urbi et orbi” la consigna de que estamos en la gama alta del éxito. Lo que pasa es que los números son muy crueles. Y echan por tierra estos mantras con que nos obsequian de vez en cuando.

Respecto “al de la lejía”, posturas tan inteligentes como las de la ministra vicepresidenta cuarta y las acertadas políticas internacionales llevadas a cabo por el gobierno han dado como resultado que “el de la lejía” nos haya impuesto unos aranceles elevadísimos a varios productos agroalimentarios españoles que hacen imposible su exportación a los Estados Unidos. Pregunten en el sector español del aceite y la aceituna de mesa, el vino, los quesos o el jamón ibérico lo contentos que están.

La última decisión de “el de la lejía” es que ha retirado el encargo para construir en España 10 fragatas para su armada y se lo ha transferido a Italia. A los de Navantia les debe haber dado unas risas, que ni te cuento. Y le estarán muy agradecidos a este gobierno tan clarividente que transformará unos sueldos dignos, en rentas de supervivencia o ingreso vital o como se llame.

Lo de esta ministra habría que analizarlo con calma. Ya ha protagonizado dos o tres grescas de considerables dimensiones. Su lucha implacable contra el diésel nada más nombrarla ministra, ha causado estragos en el sector automovilístico. Detrás iba la cogeneración que también se la quiere cargar. Se han salvado por el virus. Los del sector agua que se preparen porque va a por ellos. Y en especial a por los regadíos. Y a los pequeños y medianos empresarios les ha arreglado el problema de la “desescalada” en un santiamén: “el que no esté cómodo, que no abra”. Y sanseacabó que tocan a Misa. Pura empatía con los afectados y comprensión de la situación.

Tal vez vista su actuación, sería justo y necesario mandarla a casa a reflexionar. Pero será que no. ¿O, sí?


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