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Me parió una mujer única. Como todas. Trabajadora como cien hombres. Valiente como un ejército de voces que llaman al sueño tras la pesadilla. Tan GRANDE que no hubo cojones que pudieran hacerle sombra. Su sendero sigo cada día. Al lado de sus huellas. Soy hombre. Pero lo soy por ella. Yo nací de una mujer. Si ella no puede caminar yo la sostengo. Si ella no es capaz de golpear, yo pongo el puño. Si ella no consigue hablar, yo soy su voz. Yo nací de una mujer. Y su orgullo lo llevo cosido en mi nombre. Por ella respiro, por ella lucho, por ella muero.


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