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Los padres de estas tres inocentes víctimas se han unido en una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma Change.org para que se mantenga en nuestro Código Penal la figura de la prisión permanente revisable. Han obtenido más de dos millones.

Si quieren asegurar el éxito de la campaña los organizadores harían bien en no identificarse con ningún partido político. Por dos razones principales: porque hay encuestas que concluyen que cerca del 80 % de los españoles están a favor de la prisión permanente revisable y porque los partidos políticos los utilizarán en su propio beneficio, dejándolos luego tirados si les conviene.

Hay que advertir que esta pena de prisión tan alta sólo se aplica en determinados tipos de delito de carácter excepcional por las circunstancias de crueldad, abuso o ensañamiento que se dan en ellos. Esta pena extrema no se aplica con carácter general ni mucho menos. Esto explica que actualmente un solo recluso en España esté cumpliendo la misma.

Voy a opinar exclusivamente como ciudadano porque desafortunadamente no soy experto en Derecho. Ni falta que me hace para mi propósito. Eso sí soy ciudadano y contribuyente y tengo todo el derecho de poder expresar mi opinión. Aunque pueda parecer políticamente incorrecta para aquellos partidos que se las dan de progresistas. Como el PNV, vamos. Que tiene de progresista más bien poco. Me resulta altamente sospechoso que sea este partido el que lo promueva. Pero cuando pienso que todavía hay 300 asesinatos de ETA sin resolver me queda algo más clara la cuestión.

La postura del PSOE es un ejemplo más de que este partido va a la deriva y lo terminará pagando en las urnas.

Las leyes han de cumplir un fin fundamental. La protección de los derechos de los ciudadanos. De todos. Especialmente, añado yo, de aquellos que resultan víctimas de los delitos. Es ilógico que haya leyes que en su aplicación final protejan más a los verdugos que a las víctimas. Por muchos razonamientos de reinserción que puedan subyacer para recuperar a los delincuentes. Pero hay delitos y delitos.

Estas tres jóvenes mujeres: Diana, Mari Luz y Marta vieron cercenadas su vida y sus expectativas personales, familiares y sociales por la acción de unos delincuentes que en todos los casos no han recibido ni un solo rasguño en su actuación. Los asesinos  han cometido unos crímenes de una manera cobarde y premeditada con abuso de superioridad y ensañamiento con las víctimas. El reciente caso del niño Gabriel Cruz en Almería es otro ejemplo más de lo que comentamos.

Y yo me pregunto ¿las leyes han de defender los derechos de estas inocentes víctimas o los de unos asesinos que les quitaron la vida en su adolescencia o juventud? ¿Las leyes que en definitiva representan el sentir de la sociedad han de defender con preferencia a los verdugos? ¿Es justa y lógica esta manera de actuar?

Yo creo que el Derecho además de legítimo debe ser justo. Y no es justo que el poder legislativo constituido en nuestro caso por el Congreso y el Senado, olvide con cierta facilidad los derechos de las víctimas. Probablemente porque estas ya no pueden hablar para contar los sufrimientos que padecieron, antes de perder la vida.

El poder legislativo está para defender a los inocentes ciudadanos víctimas de los delitos. Insisto en que no todos los delitos son de igual gravedad. Por eso en aquellos de gravedad máxima hay que aplicar penas también excepcionales. Sin perder de vista una posible reinserción del delincuente.

Porque la pena de prisión permanente revisable, a los 25 de años de la condena es objeto de una revisión judicial y penitenciaria. Y si el reo ha mostrado arrepentimiento y ha asumido su reinserción en la sociedad puede recuperar su libertad. Y entonces la prisión deja de ser permanente.

Ha de insistirse en que esta pena extrema se aplicaría solamente en el caso de los delitos más graves. Como los de las tres chicas y el niño que nos ocupan. Y la sociedad ha de habilitar mecanismos de defensa como éste para disuadir a los delincuentes de la comisión de esto tipo de agresiones o para evitar su repetición. La prisión permanente revisable es ejemplarizante. Un aviso a navegantes para que no delincan.

Apoyar a estos padres en su cruzada es evitar que los políticos por intereses bastardos cometan un despropósito. Sólo eso. Y que las cosas se dejen como están. La derogación de la prisión permanente revisable sería una flagrante injusticia. En mi opinión, claro está.


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