Quizás no solo sea culpa de los jóvenes
Comparte en redes sociales

Esta semana se han hecho virales unas fotografías donde jóvenes estudiantes acudían a la universidad de Cáceres hacinados en los autobuses que conectan el campus universitario con la ciudad, a 5 km de distancia. Al campus actualmente solo llega la línea Plaza de América-Campus y la línea 3, la cual para en el Hospital Universitario.

Ante la situación, de la que se hicieron eco rápidamente las redes sociales a través de las quejas de los usuarios, el Consejo Estudiantes UEx y el grupo Estudiantes en Movimento Cáceres denunció “la falta de líneas de bus hacia el Campus Universitario, habiéndose reducido estas en los últimos años”, lo que ha provocado imágenes como las vistas estos días, usuales anualmente, pero inadmisibles desde el punto de vista de la Universidad, el Ayuntamiento de Cáceres y la empresa de transportes Vectalia ahora que el distanciamiento social como barrera de excelencia contra el virus es lo más importante y exigido por las autoridades sanitarias.

Parada Plaza de América, conocida como La Cruz. Cáceres
Esta semana. Parada Plaza de América, conocida como La Cruz. Cáceres.

La pregunta que se plantean los diferentes grupos de estudiantes –y cualquiera con dos dedos de frente- es hasta qué punto es coherente apabullar a los universitarios con flechas y señales de colores en los pasillos de la universidad mientras que no se ha previsto el segundo elemento más importante de la institución: los transportes.

Las semanas previas se anunció a bombo y platillo las medidas de seguridad que había implantado la UEx, que agradecía a las universidades europeas y latinoamericanas la confianza depositada en la universidad extremeña con la enviada de estudiantes Erasmus, asegurando una estancia segura en la universidad. La estancia, por lo visto, no incluía la movilidad. 

Algunos estudiantes nos cuentan que fuera de la hora punta, no se producen estas aglomeraciones en los autobuses, y que se organizan filas para la entrada al transporte, pero se quejan de que no se desinfectan y que nadie controla el aforo dentro, algo que sí aseguró se cumpliría el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, tras mantener una reunión con el rector de la Universidad de Extremadura, Antonio Hidalgo. Se acordó un refuerzo de cuatro autobuses al campus y un aforo del 60% controlado por personal en las paradas con más demanda, principalmente en Plaza de América y Plaza de Toros. Los estudiantes nos cuentan que no han notado ese refuerzo, y muy al contrario, los autobuses se llenan hasta la bandera desde la primera parada, hasta no caber un alfiler. 

Hoy jueves 17 de septiembre, se aprobará una moción de urgencia presentada por el gobierno local para reforzar las líneas 3 y 8, aunque no se han dado fechas concretas de este refuerzo. Se trata de una ampliación que lleva meses prevista, pero que ahora, tras las aglomeraciones y quejas de los usuarios, se quiere poner en marcha. Mientras, los jóvenes siguen yendo hacinados.

¿Era previsible que las líneas de autobús, que se llenan cada año hasta los topes por los recortes anuales que han sufrido, este año estuvieran igual? Rotundamente sí. Lo cierto es que las quejas sobre el transporte urbano de Cáceres vienen de lejos. El pasado febrero de 2019, decanos y directores expresaban al rector su preocupación por los problemas en los autobuses: pocas plazas en horas puntas, hacinamiento o recorridos más largos. Y parece ser que esto viene de lejos, pues las reclamaciones y quejas de Estudiantes en Movimiento Cáceres no han parado desde 2017, y las denuncias en los medios de comunicación por los recortes y subidas de precio de este servicio público se conocen desde el 2014.

Quizás es difícil cumplir los deseos del alcalde y del Ayuntamiento de Cáceres, que realizó un llamamiento a la puntualidad de la comunidad universitaria, ya que “solo se podrán cumplir las medidas de seguridad si todos van a clase a la hora que les corresponde”. Tampoco se han cumplido las previsiones de Salaya, que apuntaba a que los días de mayor conflicto se concentrarían durante las últimas semanas de octubre y noviembre. Pero recordemos que el objetivo es evitar precisamente llegar al «conflicto» (las aglomeraciones).

Lo cierto es que entre los estudiantes surge casi la obligación de decidir entre llegar a tiempo a clase y arriesgarse al hacinamiento en el trayecto o prescindir de la puntualidad y realizar un trayecto seguro. Además, se enfrentan a la incoherencia desconcertante de algunos dictámenes de las instituciones, que les obligan a acudir a entornos que aseguran ser seguros de principio a fin, mientras que se les prohíbe y se les persigue en el ocio nocturno. Y en lo segundo, se les culpan de los rebrotes.

Quizás el problema no solo sea del ocio nocturno, quizás no todo sea culpa de los jóvenes.

Crítica a la última campaña del gobierno, que arremete contra el ocio nocturno, por parte de @somosocionocturno
Crítica a la última campaña del gobierno, que arremete contra el ocio nocturno, por parte de @somosocionocturno

Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *