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La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, en una reciente comparecencia en el prestigioso Club Siglo XXI de Madrid, ha dado cuenta de la situación deficitaria que padece Extremadura, en relación con la media de servicios que disfrutan otras comunidades autónomas de España.

Extremadura ha sido tradicionalmente una región abandonada del poder central. Incluso en el franquismo y a pesar de los planes de regadío de Badajoz y norte de Cáceres, hubo una considerable emigración de población hacia Europa y hacia las regiones privilegiadas por el franquismo: Cataluña y el País Vasco. Alrededor de 500.000 personas hubieron de emigrar de Extremadura.

Los importantes recursos endógenos agroalimentarios que produce, afortunadamente se transforman cada vez más en Extremadura. Pero todavía hay un porcentaje notable que se exporta en bruto en beneficio de otras regiones, que se quedan con el valor añadido. Hay que transformar el máximo posible de ellos en Extremadura, favoreciendo la instalación de nuevas industrias agroalimentarias.

 Algunos de sus recursos han sido colonizados por el resto de España. Hubo primero una colonización hidráulica con la construcción de presas de aprovechamiento hidroeléctrico en cascada, especialmente en el curso del río Tajo. Esta energía hidráulica era exportada para beneficio de otras regiones.

La segunda colonización energética fue la nuclear. Nos colocaron dos grupos en Almaraz, y gracias a Ibarra no nos construyeron otros dos en Valdecaballeros. Esta energía en su mayor parte se exporta a otras regiones de España para beneficio de empresas no extremeñas.

La tercera colonización es la de las energías renovables. Una invasión de paneles solares y aerogeneradores empieza a apoderarse del territorio extremeño. Aproximadamente de la energía producida en Extremadura de exporta un 80 %.

Pues bien, en lugar de recibir contraprestaciones por esta producción masiva de energía, dotando a Extremadura de una infraestructura de comunicaciones que permitieran su industrialización, usando una energía barata producida en la región, el abandono ha sido patente. Especialmente en lo concerniente a infraestructuras ferroviarias.

María Guardiola cifra en 10.553 Millones de euros, la deuda histórica que España le debe a Extremadura. Supongo que sus equipos de trabajo habrán calculado con cierta precisión esta cifra. Había estudios de la Universidad de Extremadura, de hace unos años, que calculaban esta deuda histórica con la región.

Pero en mi opinión más que cifras cerradas, han de reivindicarse acciones concretas que supongan una nivelación de servicios con el resto de España y unas infraestructuras acordes con la media española.

Sugiero algunas.

En carreteras hay que finalizar la autovía autonómica EX A1, llevándola a la frontera portuguesa, para enlazar allí con la red de autovías lusa. Esta infraestructura es vital para el norte cacereño y una vía rápida entre Madrid y Lisboa. Y el gobierno debería ayudar a la Junta para su pronta terminación. Hay que aligerar la construcción de la autovía entre Cáceres y Badajoz, ya iniciada construyendo simultáneamente varios tramos y acometer las autovías A 43 a Castilla la Mancha y la que nos una a Córdoba y Granada.

En ferrocarriles hay que impulsar la terminación a la mayor brevedad de la línea de alta velocidad entre Badajoz y Madrid por Cáceres, resolviendo el tema de las estaciones en línea en Mérida y Plasencia. De igual modo finalizar el acondicionamiento de la vía férrea entre Mérida y Brazatortas. Y conseguir que la reapertura de la Ruta de la Plata, vía férrea cerrada en 1985 entre Plasencia y Astorga, sea incluida en la Red Básica Ampliada de la Transeuropea de Transportes, con vistas a adelantar actuaciones con un horizonte máximo en 2040 y poder acceder a fondos europeos para su ejecución.

En materia de infraestructuras aéreas hay que conseguir a corto plazo una adecuación del aeropuerto de Badajoz, mejorando su ILS y dotar a Cáceres de un aeródromo. A largo plazo habría que pensar en un aeropuerto regional de AENA, centrado en la región.

Es necesario la dotación de suelo industrial y especialmente promover plataformas logísticas en Cáceres, Plasencia y Don Benito – Villanueva para facilitar la instalación de nuevas industrias relacionadas con las nuevas tecnologías y su logística.

Y asegurar el suministro eléctrico y energético en los puntos de instalación de las empresas.

Es importante que los principales hospitales regionales se doten de mejoras, para poder prestar el máximo de servicios a los usuarios. Reforzar los hospitales de Badajoz, Mérida, Don Benito – Villanueva, Cáceres y Plasencia, sería una importante tarea a acometer. Al igual que las mejoras y ampliaciones de centros de atención a los mayores en diferentes puntos.

Pero me temo, al igual que piensa María Guardiola, que no son tiempos buenos para la lírica, ni para inversiones extraordinarias en Extremadura por parte del gobierno de España. Mientras el sanchismo necesite los votos de separatistas vascos y catalanes para continuar en el poder, el grueso de las inversiones se destinará a esas regiones privilegiadas. Que llevan siglos gozando de privilegios.

Al resto nos darán algunas migajas y mucha sopa boba. Para callarnos y que los resignados extremeños, al igual que los habitantes de otras regiones que recibirán un trato parecido, les sigan votando.


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