El pasado año se ha caracterizado por una lucha intensa para conseguir la igualdad de las mujeres. Nunca es demasiado aunque no debe ser un lamento inútil. Hay que perseguir que nadie sea inferior por razón de su sexo. Precisamente no hace mucho tiempo se ha presentado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid una muestra de las mujeres premiadas con el Nobel por haber destacado en investigaciones, en descubrimientos y obras que contribuyeron a la mejora de la humanidad, como las que obtuvieron el premio de la Paz que no han sido reconocidas como debiera.
Se señalaron 11 mujeres, entre ellas María Slodowska, que perdió su apellido al casarse y se la conoce como Madame Curie. Su hija Joliot Curie, igualmente tuvo ese honor por sus investigaciones. Teresa de Calcuta, Rita Levi Montalbini , Wangari Maathai, bióloga keniata (Nobel de la Paz), todas ellas luchadoras por un ideal , que han puesto de relieve los frutos del estudio, del trabajo en equipo, el compromiso y la solidaridad, mejorando las condiciones vitales de tantas personas, como lo hizo la Madre Teresa, cuya obra se extiende hoy día por todo el mundo así como la polaca Irene Sender extraordinaria enfermera que salvó de la muerte a 2.500 niños judíos del gueto de Varsovia, con gran inteligencia y poniendo en riesgo su propia vida.
Tenemos españolas extraordinarias en los siglos XIX y XX, aunque no obtuvieran el preciado Nobel, si bien Concha Espina fue nominada nueve veces y candidata en tres ocasiones, 1.926 a 1928 .Otras muchas mujeres de nuestro país deben recordarse por su excelente trabajo y entrega social como Victoria Kent, María Lejárraga y María Goyri. Divulgar sus figuras puede poner de relieve la invisibilidad de las mujeres de todo el mundo relegadas casi siempre a la esfera privada, en la mayoría de los casos, al hogar, donde, es cierto, también realizaron con frecuencia un importante papel. Hay que nombrar a excelentes actrices de cine y teatro que han sabido extender con su aportación varias ramas del saber, cómo María Guerrero, Lola Membrives o Carmen Díaz que fue intérprete de obras de Jacinto Benavente y Adolfo Torrado. Con La Risa y el Duende de Sevilla se inauguró en 1929 el Teatro Lope de Vega en la Exposición de Sevilla, que tanto contribuyó a divulgar el nombre de la ciudad andaluza. D. José María Peman le dedicó unos versos muy a su estilo que decían: “El abanico gentil vuela contento, El jazmín de una mano que te espera, vuela, y en un pausado momento, esparce la fragancia y el aliento, de Carmen, sevillana primavera.” Esta gran actriz fue una gran empresaria, actuó por toda España con su compañía propia .En ella actuaron Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro.
María de Maeztu, en el ámbito cultural, fundó la Residencia Internacional de Señoritas e impulsó el valioso Instituto Escuela. Creó el Lyceum Club Femenino en 1926, una asociación nacida en Londres que contó con la adhesión de Chesterton, Bernard Shaw y según la prensa inglesa, Emilia Pardo Bazán. Fue un grupo destinado a defender la igualdad de la mujer que produjo en aquél tiempo una reacción furibunda, llegando alguna prensa a reclamar la “reclusión de las asociadas como locas “, hablando con sarcasmo del “club de las maridas”. Pero no hubo desánimo. En la primera sesión se registraron ciento quince socias y se aprobaron sus Estatutos. La sede se constituyó en la Casa de las siete Chimeneas de la calle Infantas de Madrid. La creación coincidía con una de las fases expansivas del movimiento sufragista en toda Europa. El Club se declaraba aconfesional y apolítico para respetar todas las creencias y opiniones
No podemos olvidar a Carolina Coronado, destacable escritora del romanticismo en la época en la que a la mujer se la concedía escaso espacio en la literatura. Escribió 15 novelas que tuvieron gran difusión, y buenas críticas .Igualmente, en otro orden, recordar a Veneranda García Blanco sindicalista de la Unión General de Trabajadores que puso en marcha y dirigió las colonias infantiles que ofrecían instrucción y descanso a los niños de las clases menos favorecidas y a la desconocida Victorina Durán, compañera y amiga de Maruja Mallo aunque fue mucho menos conocida.
A punto de celebrarse el Día Internacional de la Mujer, tenemos que poner de relieve a estas mujeres que se preocuparon de la cultura y de las mejoras sociales .Muchas han sido tristemente olvidadas. Hay quien mantiene que no tienen que buscar la igualdad porque son superiores, siempre se destaca el ejemplo de la viuda que saca ella sola adelante a seis o más hijos. Puede que tengan razón pero las leyes y las oportunidades tienen que aplicarse sin ninguna discriminación. Es un derecho fundamental y hay que exigirlo sin desmayo.
La autora es Académica Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
Como siempre me ha encantado tu artículo, en este caso en el que sale Carmen Díaz aún me ha gustado más!
Un fuerte abrazo a Guadalupe. Es extraordinaria.