Acaba de producirse un nuevo hecho terrorífico, en un solo día nos acongoja la muerte de dos mujeres, supuestamente a manos de su pareja. Parece que las víctimas habían cursado denuncias por malos tratos incluso contra una de ellas se había dictado una orden de alejamiento. Se dice que no es posible proteger en todas las circunstancias pero hay que poner todo el esfuerzo por conseguirlo en estos supuestos en los que el resultado es la perdida de personas que estremece a la toda la sociedad y nadie parece poder acabar con las sobrecogedoras estadísticas.
En esta nueva tragedia preocupa que no se hubiera establecido protección especial ante una persona con tan graves antecedentes hasta tal punto que la orden de alejamiento no ha servido para considerar un peligro para las que han sufrido tan terribles consecuencias.
Como ha mantenido y se ha divulgado extensamente, el ilustre profesor Llorente, considera que agresiones intra familiares o de convivencia doméstica en sus diferentes formas que afectan también a los niños, residen en un concepto patriarcal que, generalmente pretende el dominio de la personas considerando más débiles a las mujeres que tienen que aceptar la sumisión .Hay que tener en cuenta en todas las situaciones la inestabilidad de consciencia de una pareja que reiteradamente ha producido daños más o menos graves.
Varios medios de comunicación, entre ellos este diario ya han señalado esta situación que como puede advertirse se repite y lo triste es que es habitual defender la no injerencia alegando que es un área perteneciente al ámbito privado, sucede detrás del muro de la vergüenza en el recinto doméstico, incluso permanece la idea de que si no se ha denunciado es porque no hay interés por resolver el problema. Sin embargo en este nuevo suceso de dos asesinatos terroríficos hubiera sido exigible proteger con más rigor y eficiencia a las víctimas, dado que se disponía de datos muy significativos y preocupantes.
El alto Tribunal en la citada sentencia determinó con total claridad en otro caso concreto que la patria potestad ni la custodia pueden otorgarse a una persona con inestabilidad de conciencia y debería negarse a aquellos que presentan alguna conducta desequilibrada que esté verdaderamente acreditada y consecuentemente a personas que hayan sufrido algún trauma o bien que presentan tal desequilibrio de conducta que no basta con una orden de alejamiento que se incumple con facilidad.
En numerosas ocasiones el silencio se mantiene por no saber hasta qué punto el causante del accidente está en toda su consciencia y por ello hay proteger a las familias considerando la evidente existencia de riesgo. Hay sucesos que producen estremecimiento y la alarma por no haber puesto medidas para que pudiera evitase el drama.
Estamos sufriendo muchas muertes sin sentido. Ha pasado el tiempo en el que una prensa determinada incluía este titular:” mató a su mujer, sin causa justificada”, un verdadero horror pero en estos momentos de auténtica tragedia, la violencia tiene que acabar. Las víctimas deben ser protegidas aunque resulte costoso, lo es más una vida humana que desaparece.