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Robert Moreno: «¡Me han tirado, me han tirado!»

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Selección Española El exseleccionador llegó entre lágrimas y en estado de shock al vestuario del Wanda

Robert Moreno, cabizbajo durante el partido contra Rumanía.
Robert Moreno, cabizbajo durante el partido contra Rumanía. PABLO GARCÍA

Los jugadores de la selección española no se lo creían y aunque no dudaban de las palabras y de las lágrimas de Robert Moreno, ponían en duda que la tormenta desatada iba a terminar con el adiós del hasta ayer seleccionador español. «No me jodas que Robert no sigue», acertaba a decir uno de los convocados al enterarse de lo que estaba pasando en el mismo vestuario del Metropolitano.

El nombre de Luis Enrique iba tomando cuerpo a lo largo de la tarde, pero todos confiaban en que Moreno seguiría de la mano del que fuera máximo responsable técnico de la selección. Otros, más incrédulos, afirmaban que «Lucho no viene, ni de coña», pero todos se marcharon sin saber lo que estaba pasando por boca de Luis Rubiales.

La comunicación oficial de todo lo que estaba sucediendo llegó en la mañana del martes. Todos se marcharon del Wanda Metropolitano sabiendo lo que pasaba, pero no por vía oficial. Luis Rubiales cogió el teléfono para llamar a los dos capitanes. Primero fue Sergio Ramos y después Sergio Busquets. Hubo una tercera llamada a otro jugador más, de peso en el equipo, pero hasta ese momento, los futbolistas sólo sabían lo que pasaba a través de la prensa.

Viven aislados pero reciben todo tipo de información durante todo el día y el lunes pasado no fue una excepción. Pese a estar concentrados, los jugadores de la selección española conocían los rumores que apuntaban a la inminente salida de Robert Moreno de la selección española. Intentaron aislarse de todo y jugar como saben, pero en ningún momento tenían conocimiento ni seguridad de la decisión ya tomada por el presidente de la Federación. Jugaron como si nada estuviera pasando.

La relación del vestuario con Robert Moreno era fluida. Si con Luis Enrique no habían tenido problema alguno, con su sucesor el entendimiento fue pleno. Algunas concesiones y la manera de entender el entrenamiento y la convivencia, cautivaron a los jugadores que muy pronto asimilaron el cambio de escenario en el banquillo. 

Tal y como confesó el propio presidente de la Federación, los jugadores, en este caso los capitanes, se tomaron a bien todo lo que estaba pasando, una vez que supieron de boca del dirigente todos los pormenores del adiós de Robert Moreno. Ahora tienen cuatro meses para verse las caras de nuevo con Luis Enrique, pero todos ellos saben cómo es el seleccionador, lo que le gusta y lo que no. Eso sí, les habría gustado ver al hasta ayer técnico en el cuerpo técnico.

Lo que fue una sorpresa enorme para los internacionales fue la reacción de Robert Moreno después del partido. Lo que había sido una calma relativa a lo largo del día y una preparación del choque ante Rumanía dentro de la normalidad derivó en una versión del ya exseleccionador que no conocían los jugadores de la selección.

Robert entró desencajado en el vestuario del Metropolitno y con lágrimas en los ojos. «¡Me han tirado!, me han tirado! Me han dejado tirado», gritaba mientras deseaba suerte a sus jugadores de cara al sorteo y a la Eurocopa.

Lo que por la mañana había sido un mensaje para alcanzar un acuerdo se convirtió en un ataque de furia después del 5-0. Fuera de sí, Robert no quiso escuchar a nadie de la Federación cuando le intentaron explicar de mil maneras que tenía que salir a la sala de prensa porque lo exigía la UEFA. «Me habéis echado», era la única respuesta que daba. No habló, lo que supondrá una multa para la Federación. No regresó a Las Rozas, donde estaba previsto que durmiera. Y no se presentó a la reunión matinal. Mandó a sus abogados.


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