El cantautor Joan Manuel Serrat ha sido nombrado hijo adoptivo de Orihuela por las canciones que han promocionado la obra de Miguel Hernández.
Muchos poemas se han hecho famosos por esta estupenda divulgación. El gran poeta nos dejó obras estremecedoras pero para algunos lo más destacable es el emocionante poema que dice: “Por el cinco de enero cada enero ponía, mi calzado cabrero en la ventana fría, para el seis yo quería que fuera el mundo entero una juguetería y hacia el seis mis miradas hallaban en sus puertas, mis abarca heladas mis abarcas desiertas.” “Nunca tuve zapatos, ni trajes ni palabras, siempre tuve regatos siempre penas y cabras”. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el rio y del pie a la cabeza pasto fui del rocío «. Este triste poema debe recordarnos que actualmente la pobreza ha aumentado tras los meses de pandemia y habría que intentar que pueda erradicarse a corto plazo.
Muchas asociaciones organizan la entrega de bienes necesarios para la supervivencia y ahora aún más con la guerra cercana y las crisis por los terremotos que arrasan países dejando sin vida a miles de personas, una situación terrible para todos y especialmente para los niños que apenas tienen algo que comer.
Richard Rorty, importante filósofo contemporáneo, ha mantenido que no es posible que desaparezca la pobreza a corto plazo, planteamiento que se desprende de lo que él llama “ética de la avaricia” que considera que los países ricos no tienen intención de renunciar a sus privilegios para paliar las dificultades de los desfavorecidos de la tierra. Este pensador dijo que no existen obligaciones morales universales. Frente a esta teoría derrotista debe ponerse de relieve que todo ser humano tiene derecho a vivir dignamente y recibir una porción mínimamente justa de los bienes sociales que existen en el mundo. El derecho a vivir con dignidad tiene un alcance global, que debe vincular a todos los estados e individuos más allá de las fronteras nacionales. La garantía de unos ingresos mínimos, el acceso a la salud, a una vivienda, no son muchas veces concebidos como exigencias jurídicas, son más bien contempladas en las medidas legislativas con pasividad. El poema de Hernández sirva de aldabonazo a pesar de los años pasados.
Hay un inmenso número de personas que soportan condiciones infrahumanas, basta mirar alrededor: 1 de cada 3 niños sigue en riesgo de exclusión social .No son hechos para estar orgullosos y además se constata que se han marcado diferencias entre los hogares con rentas más altas y las más bajas, que la brecha se incrementa en las familias y afecta más a las personas de escasa preparación. La crisis está dejando una huella muy difícil de borrar en la sociedad española. Hay que estremecerse y actuar. Andrea Ferrante ha manifestado que el 30% de la producción alimentaria se desperdicia en todo el mundo, una injusticia absolutamente remediable.
Impresionantes son también las estadísticas que reflejan la terrible situación que nos rodea: más de 1.300 millones de personas viven con menos de 1 dólar al día, mientras que otra gran parte del planeta se libera de alimentos por el exceso de bienes materiales. Cuesta creer que en la actualidad, en este mundo tan avanzado tecnológicamente en que vivimos, exista una cifra de pobreza tan elevada sobre todo si se comprueba que 20.000 niños mueren cada día por inanición y falta de asistencia médica y algo realmente estremecedor: 1.000 millones de personas viven en asentamientos precarios que señalan con frecuencia los medios de comunicación y recibimos con indiferencia. Actuar con rapidez debe ser la propuesta inmediata pues si no es así, el objetivo del Milenio de acabar con el hambre en el mundo es solo un lejano deseo.
Solucionar el problema del hambre no es tan difícil y esto no es una simpleza. Los territorios y zonas de conflicto deberían, beneficiarse de una ayuda global que resolviera la falta de ingresos y el acceso a los bienes necesarios para alcanzar un nivel de vida adecuado , con comida, trabajo, agua potable, vestidos, educación, salud, con el fin de acabar con la lacerante desigualdad del mundo. Eliminar la pobreza no es imposible si toda la gente de bien se entrega a ello con verdadero interés. Hay que acabar con esta grave situación. Que ningún ser humano termine el día sin haber ingerido el alimento necesario. Repartir los bienes, atención a los enfermos y educación para los niños es el desiderátum para el futuro.
Los poemas de Miguel Hernández,”el poeta cabrero, el amigo desgajado” que cuidaba a las cabras desde los cuatro años y no pudo ir a la escuela, deben tener fuerza y promover la ayuda necesaria hasta que se eliminen las carencias vitales. Que ningún niño encuentre sus “abarcas vacías”, ni un plato sin alimento. Buena determinación considerar a Serrat hijo adoptivo de Orihuela, pueblo en el que nació el poeta.
La autora es Académica Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación