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SIMONE DE BEAUVOIR, EL FEMINISMO PRÁCTICO

CULTURAOPINIÓN
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La autora solía decir  que el ser mujer  nunca había sido para ella una traba. Sin embargo a juicio del  filósofo  Jean Paul Sartre, que fue su amor durante años, tal  afirmación no era correcta pues debía tener en cuenta que como mujer no había sido educada de la misma manera que un varón y aquello fue para ella una revelación, valorando entonces, los obstáculos que la mayoría de las mujeres encuentran en su camino para llegar a la meta propuesta.

Muy influida por la filosofía sartriana, recibió también influencias de Kierkegaard, Heidegger, Hegel y Marx  que interpretó a su  manera.  No se consideraba  filósofa. Para ella un filósofo es solamente quien tiene capacidad de crear “el delirio concertado que es un sistema filosófico”, definición  muy limitada.  Recordemos que para Platón son filósofos  aquellos que siempre  se mantienen igual a sí mismos,  no lo son los que caminan errantes por multitud de cosas diferentes, si bien en la historia de la filosofía hay  autores que no han presentado un sistema completo como Bacon, Rousseau o Voltaire y sin embargo hicieron importantes aportaciones para esclarecer las zonas oscuras  del pensamiento.

El trabajo  de investigación de Beauvoir se llevó a cabo desde la moral existencialista. La mujer es considerada inferior por la opresión del varón. Toda su obra es un estudio sobre este hecho. Las diferencias biológicas no son lo importante. Hay variaciones anatómicas evidentes entre varón y mujer pero no pueden justificar una jerarquización de los sexos.

El dominio del mundo es cuestión de cultura, y esta no tiene sexo .El hombre hace la guerra, arriesga la vida y la mujer se queda en su papel de reproductora celebrando después  las hazañas guerreras, en cambio su función social no es valorada. Así es como se ensalza  el sexo que mata sobre el sexo que engendra.

Los hombres han creado la imagen de la mujer que conviene a sus intereses y hay que destruir, “deconstruir”, dice la autora, estos mitos que aparecen en la Edad del metal y más tarde en la Edad Media. De unos y otros quedan rastros  pero lo importante es que  la mujer se encuentra a priori mutilada como ser humano. Sabe de ella lo que el hombre la hace saber, tiene que realizar su aprendizaje del mundo mediante “ideología interpuesta”. Lo que supone una clara desventaja.

En su obra nos muestra cómo es ser mujer en las sociedades patriarcales. Desde su primera infancia las niñas reciben una educación diferente, se les fomenta la sensibilidad para adquirir la pasividad como virtud  y a los niños se les inculca la dureza, son educados para ser superiores. Las niñas, por tanto, advierten desde que nacen  que les ha tocado la peor parte en el reparto cultural y social.

La sociedad burguesa considera que la maternidad es la vocación natural de la mujer. Beauvoir niega este hecho y sostiene que la relación de la mujer con sus hijos obedece a un comportamiento predeterminado, criticando que  no se  dispense la máxima cultura a la persona que ha de educar a los hijos siendo la tarea más delicada y más importante que existe.

A partir de los años sesenta las feministas del mundo se entusiasmaron con las teorías de Beauvoir y a pesar de las fuertes críticas, la obra se difundió por todo el mundo. Se vendieron miles de ejemplares, aunque algunos editores estadounidenses impusieron la censura de ciertos capítulos por considerarlos inmorales.

Durante todo el siglo XIX las normas civiles habían relegado a las mujeres y la jurisprudencia reforzó sus rigores. “La mujer se debe a su familia “la naturaleza le ha hecho diferente”. Los filósofos, incluso los grandes pensadores como Auguste Compte defendieron la jerarquía de los sexos manteniendo que entre ellos existen diferencias insalvables, tanto físicas como morales.

Se ha dicho que el Segundo Sexo no es una obra de consignas, sino un gran trabajo explicativo en cuanto aborda una fenomenología del sujeto-mujer y de las figuras de lo femenino.

Puede decirse que esta obra no solo ha sido una de las más importantes para exigir la igualdad de los derechos de ambos sexos, sino también un ejemplo de la filosofía que aún conserva su fuerza y es reconocida como una combinación brillante de existencialismo y hegelianismo

Es verdad que también ha sido agriamente combatida. Michele le Doeuff, gran filósofa francesa, siempre ha expresado su oposición a Beauvoir.En su obra “el estudio y la rueca” considera que conceder a una mujer la condición de sabia, es arriesgar la dominación masculina y eso no sería bueno para la sociedad.

En cualquier caso, como ha dicho Celia Amorós, la obra  consiguió que se tomara conciencia de los derechos de las mujeres en el pasado siglo y  que la filósofa sea considerada una figura relevante.  Es innegable su profundidad y su certero análisis de la situación de la mujer y por ello hay que recordarla en la fecha de su nacimiento.

La autora de este artículo es  Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia


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