LOS DESMEMORIADOS DE LA MEMORIA (II)

A tal déspota ya le conocimos decrépito y a punto de irse a las calderas de Pedro Botero, sin que se lo pudieran impedir las muchas hostias consagradas que tragó en sus dilatados años, su pelo en pecho en la desabrochada camisa legionaria ni el brazo incorrupto de Santa Teresa que llevaba como bastón de […]