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La convocatoria por parte del Presidente de Gobierno de las Elecciones Generales ha puesto en sordina los resultados municipales y autonómicos del pasado 28 de mayo en todos y cada uno de los lugares donde se celebraron.

Las votaciones municipales en Cáceres darán lugar a un escenario distinto con el PP ostentando la Alcaldía, aunque sin mayoría absoluta, y el PSOE en la oposición. De todos los partidos que localmente se presentaron, los dos anteriores son los que más seguridad parecen haber ofrecido a sus vecinos, por lo que las votaciones a la opción conservadora pueden mayormente corresponder, por un lado, a quienes estaban íntimamente convencidos de dicha opción, pero por otro a quienes creyeron que votar al PP significaba la única verdadera garantía de desalojar al PSOE, gobernante municipal durante estos cuatro últimos años.

El resto de organizaciones han obtenido peores resultados. PODEMOS, situado en el espectro del voto de izquierda, ha visto disminuir sus apoyos, y ha sacado dos concejales en vez de los tres de la última legislatura, CIUDADANOS ha desaparecido (algo obvio vista la desbandada impúdica de algunos de sus integrantes, antes incluso de terminar la legislatura) y VOX aparece con un edil más de los que tenía en la corporación anterior.

Mención aparte merece el grupo de partidos localistas, provinciales y regionales, constituidos por y para las elecciones. La disgregación del voto les ha perjudicado fuertemente, de modo que ninguno ha conseguido tener el número de apoyos suficiente para lograr una concejalía. El no haber podido tejer un acuerdo de mínimos con el que presentarse ante el electorado en una única lista, los ha castigado, y los ha dejado sin los votos necesarios para obtener, al menos, un edil.

“Espíritu desunido, anima a los extremeños” cantaba el clérigo de Jaraicejo allá por el siglo XVIII…y no se equivocaba. La imposibilidad manifiesta de una opción verdaderamente pegada al terruño les ha segado los frutos del triunfo. También, que ninguno de estos partidos ha tenido la suficiente clarividencia como para colocar en sus programas electorales propuestas viables (y claras) de solución a los consabidos problemas que una pequeña ciudad como Cáceres sigue teniendo (comunicaciones, agua, incendios, mina…) juntamente con su cada vez menor status político y económico en el conjunto global de la Autonomía, e incluso de la propia provincia. Todo ello unido, además, a unos nombres desconocidos en la mayoría de los casos, o por el contrario demasiado conocidos por su edad y trayectoria, han evitado un triunfo electoral a pesar de existir el nicho de quienes hubieran podido sentirse representados por una opción extremeñista. El escaso tiempo dedicado a darse a conocer, que debió de ser muy anterior a la convocatoria de las elecciones municipales, tampoco contribuyó al éxito.

Se ha perdido así una opción interesante que hubo de ser explorada con mucha mayor profundidad y esmero. Aunque a algunos pueda parecerle mentira, la política (aún sin tener la seguridad de conseguir los logros buscados) exige una profesionalidad manifiesta, en el contacto con los hipotéticos votantes y en el tiempo dedicado a ellos. Y una campaña coherente, síntesis de un trabajo anterior que nunca puede improvisarse pensando que el ciudadano se deja influir totalmente por los actos y los recursos monetarios empleados en los últimos quince días.


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