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En estos días se está poniendo de manifiesto el humanismo de los españoles ante el terrible incendio que ha sufrido la ciudad de Valencia. Todos o gran parte de los ciudadanos acuden en ayuda de los afectados con  enorme generosidad. En nuestro país se ha difundido con profusión la llamada leyenda negra, envuelta en comentarios siempre negativos  relatando historias terribles que se reseñan sin ningún rigor atacando la supuestas maldades de los españoles, incluso altas autoridades se han atrevido a comparar lo realizado en el imperio español con la colonización del Congo por los belgas. Algo absurdo. Ya  decía Antonio Machado que “España ha sido siempre muy poca cosa para los españoles” por eso hay que destacar a muchas personas que se han participado  en acciones humanitarias para orgullo de todos, gentes de la pluma, la medicina, enfermeras altruistas y personas  anónimas que se han caracterizado  por su entrega a los demás y en la historia lejana recordar   la labor de nuestros conquistadores que llenaron América de Iglesias, Universidades, Hospitales y un idioma en el que pueden expresarse quinientos millones de seres humanos.

La consolidación del humanismo se produjo en España gracias al gran Antonio de Nebrija y a un grupo importante de erasmistas de la Corte de Carlos I, como fueron  Luis de Valdés y Juan Luis Vives y años más tarde hay que resaltar la labor de fray Bartolomé de las Casas, impulsor de los derechos humanos

En una excelente  obra, titulada “Siempre tuvimos héroes en España” del escritor Santamarta del Pozo,  se han destacado en el mundo  de la comunicación  a extraordinarios  españoles   que  basaron  su heroico actuar en actos de humanismo: religiosos, literatos y gentes anónimas. Muchos son los que dieron ejemplo de  humanidad.

Se  han  destacado también por el profesor Beláustegui  algunos  médicos  de extraordinario nivel científico en nuestro país  y  entre ellos  el Dr. Fidel Pagés, descubridor de la anestesia epidural, el Dr. Gómez Ulla, el Dr. Manuel Bastos, el Dr. Trueta  que trató  a tantos heridos de guerra y  grandes oftalmólogos de  prestigio internacional.

En todos los ámbitos y a lo largo de la historia hay que señalar  a  todas las  personalidades, que han brillado en literatura o filosofía, como  los Traductores de la Escuela de Toledo y ya más cercanos en el tiempo el diplomático Ángel Sanz Briz,  aragonés  que se incorporó a la embajada española en Budapest y  al advertir la terrible persecución a los judíos,  despojados  de sus casas y sus derechos civiles, trató de crear una fórmula legal que le permitiera ayudar a tantos seres indefensos. Con valentía y desafiando las consecuencias que pudieran derivarse de esta acción, alojó a decenas de perseguidos  en un edificio anexo a la embajada y  emitió una Carta de Protección para  los que manifestaran que tenían algún familiar en España, logrando   evitar la muerte de miles de ellos, según las crónicas.

No solo este diplomático se caracterizó por su acción humanitaria, otros muchos también lo hicieron como fue  Julio Palencia o José Rojas Moreno,  precisamente este compatriota  realizó un ingenioso  sistema con unos carteles  que puso en las casas de  los hijos de Sefarad  donde se leyera “Aquí vive un español” y con ello se salvaron muchos de los perseguidos. Igualmente desconocido  y persona valiosa fue Martin Abarca de Bolea y Castro, que escribió hace muchos años varias novelas y poemas destacándose como  un relevante mecenas.

En fin, un inmenso acervo humano que nos aleja de las destructivas leyendas sobre los españoles. Debemos reconocimiento a un elevado número de personas de nuestro país por su  humanismo  y es sumamente interesante   dar a conocer sus nombres, dedicándoles la admiración que se merecen. En esta época, dadas las circunstancias que se están viviendo,  podemos apreciar  a  mucha  gente sencilla que se entrega incondicionalmente  al apoyo de todos los que sufren las inclemencias  de la enfermedad y de las terribles guerras que nos angustian  cada día y especialmente en estos momentos en los que un pavoroso incendio ha devorado las viviendas y enseres de tantas personas, con el horrible dato de pérdidas humanas en condiciones estremecedoras.

La autora es Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación


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