Almaraz está produciendo desde el año 1983. Se inició su construcción en 1973. Está enclavada en un lugar privilegiado y aunque lleva todo este tiempo explicando su razón de ser, la seguridad de sus instalaciones y de la energía que produce, es desde el principio un objetivo a revisar, en el punto de mira de los movimientos ecologistas que observan con desconfianza, por considerarla un peligro, la producción de la energía nuclear y demandan cambiarla por otra distinta. A la entrada del recinto, una placa nueva luce orgullosa dando noticia del número de unidades de producción alcanzadas hasta este año 2017.
Decir a estas alturas que la energía es necesaria es una obviedad. Constituye uno de los conceptos fundamentales de la física y para obtenerla, se parte de algún cuerpo (fuentes de energía) que la tenga almacenada y pueda experimentar alguna transformación. Las fuentes de energía se clasifican en renovables y no renovables, entre estas últimas se encuentra el uranio.
A través de la llamada fisión nuclear (bombardeo con neutrones de un núcleo de uranio para romperlo) mantenida por si misma, se produce una reacción en cadena que la convierte en una fuente de energía. La central nuclear lo que hace es aplicar este principio, controlándolo, para dar lugar a una gran cantidad de energía calórica, obtenida desde una energía inicial mínima. Al final de todo el proceso está la producción de energía eléctrica.
Sobre el cauce del arroyo de Arrocampo se ha construído un embalse de 775 Ha de superficie para disipar la energía calorífica de la central de Almaraz con una pantalla de separación térmica que obliga al agua a recorrer 25 km desde que sale de la Central, tras enfriar los condensadores, hasta que es nuevamente recogida.
Los productos radiactivos están confinados detrás de cuatro grandes barreras (combustible, varillas huecas de aleaciones especiales de acero, vasija del reactor y tuberías del circuito de refrigeración y edificio de contención). El Consejo de Seguridad Nuclear, dependiente del Parlamento Español, tiene la obligación de supervisar el funcionamiento de estas instalaciones y las radiaciones recibidas por los trabajadores y la población en general. Tras el informe favorable que dio en junio del 2010, el Ministerio de Industria ha renovado el permiso de explotación a la Central de Almaraz hasta el año 2020.
Todo lo anterior les fue explicado a nuestros alumnos el otro día, a través de una gran maqueta, perfecta en su mecánica, y de varias películas y vídeos. A la salida, muchos de ellos no parecieron demasiado convencidos. Sus razonamientos, elocuentes. Y es que pasó el verano. Y aún no ha llegado el siguiente.