Zasko Master, campeón nacional de la Batalla de los Gallos, compite este sábado por el título internacional en la final de Red Bull 2019 ante 17.000 personas
Aunque el ya retirado Arkano sea la estrella mediática del freestyle español, Zasko Master (Alicante, 1996) es el actual rey del circuito. Campeón nacional de 2019, compite este sábado por el título internacional en la final de Red Bull Batalla de los Gallos ante 17.000 personas. O, lo que es lo mismo, un WiZink Center abarrotado.
Frente a él, 15 raperos midiendo sus rimas por el codiciado trofeo de un mundo con cada vez más adeptos. Invitaciones al Bernabéu en Champions, fans esperando en la puerta del hotel y decenas de compromisos publicitarios son solo un ejemplo de lo que mueve esta competición.
Zasko, pese a todo, ha estado a punto de renunciar a ella. Hace apenas unos días, Ginés Miñano -su nombre real- compartía en redes sociales un vídeo insinuando su retirada. «Sentí que había demasiada toxicidad», dice mientras pone el foco en la gran cantidad de críticas a su participación por parte de los seguidores españoles. «Pero esto es una oportunidad y creo que hay que aprovecharla. Considero que tengo nivel suficiente para ganar«, zanja.
«Me afectó pensar en la imagen que se estaba dando de mí»
El rapero espera triunfar y lograr titulares alejados de aquellos que protagonizó en 2018 cuando estuvo en el centro de la polémica por unas rimas que hablaban de violar a menores. «Tendrás una hija, tu hija irá al cole, ¿y sabes lo que pasará cuando Zasco la viole? Una frase que pronunció entonces y que provocó que algunas personas -entre ellas, Leticia Dolera- se le echaran encima en redes sociales.
«Muchos juzgan de primeras sin tener el conocimiento suficiente de este mundo para saber qué es lo que están viendo e interpretarlo», explica el MC, y añade: «la frase que creó controversia vino de otra que me habían tirado anteriormente y yo, por lo tanto, tenía que interpretar ese papel y contestarle. Lo que pasa es que se descontextualizó«.
Revela que aquel fue el peor momento de toda su carrera. Esa, que comenzó hace una década en el patio del instituto jugando a rimar pareados y que despegó tras ganar la Gold Battle de Barcelona -su primera experiencia profesional- con solo 17 años.
«Me afectó pensar en la imagen que se estaba dando de mí desde los medios», dice, «soy partidario de que el freestyle es un arte interpretativo y no ha de tener censura, pero sí que es verdad que hay que andar con cuidado con tocar ciertos temas».
En cuanto al futuro, desea un freestyle reconocido donde todas las personas ajenas puedan ver que «de verdad es un arte y tiene una complejidad» y entender «que no es lo que se ha dicho toda la vida, de un tío delante de otro diciéndole ‘me cago en tu puta madre'». ¿Y sus ambiciones personales? «Llegar a la cima, sin duda».
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